El escritor y periodista español Arturo Pérez-Reverte afirmó en estos días que cree realmente que “tenemos los políticos que merecemos, porque nos representan. Encarnan lo que hemos sido, lo que somos y lo pretendemos ser: unos mediocres”.
La mejor manera de progresar en este mundo, de salir de la mediocridad, es a través de la educación. Profesionalmente, una formación integral da a la persona más oportunidades y acceso a mejores trabajos. En el ámbito vital, una persona más formada e informada, por naturaleza, es una persona más libre. Libre de pensar, libre para tomar mejores decisiones, libre para llevar la vida que quiere con menos riesgos y, sobre todo, cometer menos errores de los que ya cometemos por ser humanos. Y eso es, precisamente, querido ser humano, lo que no quieren nuestros políticos, en Colombia y en el resto del mundo: que seamos libres.
La escuela primaria y secundaria como institución formadora de jóvenes se ha desdibujado porque nuestros gobernantes prefieren futuros ciudadanos mansos, fáciles de manipular: idiotas en potencia. Si controlas la educación y los medios de comunicación tienes el camino allanado para controlar al pueblo. ¿A qué nos suena? Desde que el mundo es mundo ese axioma viene siendo una constante en la relación pueblo-estado.
Los regímenes totalitarios de larga duración, en el Siglo XX, básicamente comunistas, lo tenían claro desde el inicio. Su control férreo de la educación y la información fue la base del sustento de esos regímenes el tiempo que aún perduran algunos. En los países capitalistas, teóricamente más libres, no obstante, pronto se dieron cuenta de esto y comenzó una más sutil revolución cultural hacia un adoctrinamiento… un adoctrinamiento a la nada. La educación (o la NO educación) pasó a ser el arma más poderosa de los políticos.
Este maquiavélico adoctrinamiento empieza desde los planes de estudio de los ministerios de Educación y Cultura. En las escuelas de secundaria (ni qué decir en el 99% de las universidades) apenas se ve la materia de historia y lo que se estudia es con un nivel gran superficialidad. La historia debería ser la asignatura más importante de la formación del individuo. Sin un conocimiento objetivo de la historia, de nuestra historia, y de la historia universal, y sin la reflexión necesaria y profunda de las causas que nos han precedido, los hechos actuales no se pueden entender, y sobre todo, no se puede marcar el rumbo adecuado del camino hacia el futuro. Esta ocultación de la historia de los pensum en los planes de estudio no es casual, casi nada es casual en la vida. Una persona que sabe mucho de matemáticas es solo es, matemática; o de computación, o de botánica, o de medicina, póngale la carrera que quieran… de eso se trata, de construir personas excesivamente especializadas para que no sepan de nada más salvo de eso que únicamente saben.
Lo otro es la universalización de la universidad. No todo el mundo vale para ser profesional, así como no todo el mundo vale para ser tenista profesional. Nuestros queridos gobernantes hacen esfuerzos hace décadas para que todo el mundo ‘estudie’, bajando el nivel medio, haciendo de la formación integral del individuo un pase por caja y memorice esto. Y así no tiene que ser.
Da vergüenza ajena como escriben muchos doctorados hoy en día, o el escaso conocimiento de economía de un cirujano, un arquitecto o un periodista; o del desconocimiento de las leyes del 99% de la población, salvo los abogados (algunos). El nivel de exigencia en las escuelas cada vez es más bajo, el empoderamiento o el respecto a la figura del maestro es un hecho del pasado, las universidades cada vez tienen menos nivel. Recuerde, casi nada es casualidad.
Estas semanas viendo imágenes de las revueltas en Chile, Quito, Barcelona o Bogotá he de reconocer que me surgió una duda. Los estudiantes salieron a tomarse las calles para protestar por cosas diversas, cada una legítima desde su punto de vista. Pero pronto estas protestas de UNIVERSITARIOS se transformaron en bestias pardas capaces de destrozar ciudades y arrasar por donde pasaban como si fuera una orgía de violencia gratuita. En la mayoría de los casos, se trataban de estudiantes universitarios. En teoría, la futura élite cultural y dirigente de esos países. Pues si así de salvaje es la élite, que se podrá esperar del pueblo llano.
Después de muchas décadas de sutil adoctrinamiento en las aulas, ellos han ganado. Los políticos lo han conseguido. Han construido unas sociedades de seres desestructurados intelectualmente, en su mayoría personas analfabetas funcionales, con nula capacidad de reflexión y análisis sobre el mundo que les rodea. Ni les importa, solo saben de computación, de matemáticas, de medicina, de leyes o de botánica, lo que les tocó estudiar.
Por todo esto, maestro Pérez-Reverte, me asalta la duda ¿Tenemos los políticos que nos merecemos o más bien estos políticos han construido la sociedad adormecida que les conviene para seguir manejando a su gusto al pueblo adoctrinado y mansito?