Estoy de acuerdo con quienes consideran que la administración del alcalde, Carlos Fernando Galán, debe empezar a arrojar resultados, mucho más ahora que se encuentra a punto de cumplir su primer año de gobierno en la capital del país, pero señores, tranquilos que vamos de afán.
Esta ciudad quedó tan descuadernada luego de finalizar la administración de Claudia López, que dudo bastante que los resultados que todos deseamos que se dieran en el corto y mediano plazo difícilmente los podremos ver.
Para nadie es un secreto que Carlos Fernando Galán encontró una ciudad llena de basuras; con grandes obras de infraestructura unas caminando a paso de tortuga y otras abandonadas; con el crimen organizado como dueño y señor de las calles y avenidas; convertida en la capital mundial de la polisombra; con el espacio público sucio e invadido por ventas ambulantes y autos particulares y para colmo de males, a punto de quedarse sin el suministro de agua potable.
Estos no son problemas que se arreglen de la noche a la mañana, solucionarlos toma bastante tiempo, incluso algunos como las grandes obras de infraestructura traspasan diferentes administraciones, y el mejor ejemplo de esto es el metro y el TransMilenio por la Avenida 68 y ni hablar de la Carrera Séptima.
Por supuesto que el alcalde Galán es el responsable, eso es innegable, pero ojo no es el culpable. Precisamente es por esto que debe confiar en su gabinete, más no debe ser confiado. Aquí Galán debe aplicar la microgerencia y verificar sí lo que reportan sus funcionarios de primera línea, corresponde a la realidad que se vive en barrios y localidades.
No puede ser que sucedan hechos como la inundación en el Parque el Virrey luego de un fuerte aguacero y el director del Idiger, reporte un hecho que no estaba correspondiendo a la realidad tomando como excusa un video que circulaba en redes del año 2020 y que estaba creando confusión.
Tampoco puede ser que un restaurante como La Masa sea víctima de más de un asalto en el mismo año, luego de que se creó una estrategia de seguridad justamente en la zona en donde este local se encuentra ubicado.
Como tampoco puede ser posible que miles de ciudadano no encuentre transporte de retorno a su casa cuando se programan eventos masivos como partidos de futbol o conciertos que van más allá de las 10 de la noche. Lo que es peor, que el Acueducto de Bogotá se tarde más de seis horas restableciendo el servicio de agua potable, una vez se cumplen las 24 horas de racionamiento.
Muchas veces me he preguntado qué le están reportando al alcalde sus secretarios y funcionarios de primer orden, en temas que deberían reflejarse como pequeñas victorias pero que no están arrojando los resultados esperados, sabe Dios por qué razón.
Insisto, el alcalde debe apostarle a las pequeñas victorias mientras se resuelven temas de mayor envergadura y que requieren de más tiempo y dedicación para sacarlos adelante, pero aplicando la microgerencia y constatando que cada hecho que se le reporte corresponda a la realidad.
Galán encontró una ciudad al revés y resulta injusto culparlo por temas que vienen de atrás, a los que otros u otras no prestaron la debida atención dejándoles crecer.