Al parecer el partido de gobierno ya puso sus ojos en las próximas elecciones presidenciales, como si lo hubieran hecho muy bien y merecieran seguir en el poder. En dos años el presente gobierno cambió a un país ya polarizado, pero con una esperanza de paz en un país desesperanzado, mucho más conflictivo y mucho más polarizado. No es posible que se llegue a la presidencia exponiendo unos problemas puntuales de seguridad y de narcotráfico y que a los dos años de gobierno la seguridad sea peor y no se haya reducido el cultivo de drogas ilícitas. ¿Qué le pasaría a un gerente que es elegido para solucionar los problemas bien identificados de una compañía y a los dos años en la asamblea de accionistas muestra que esos problemas están peor? De seguro sería despedido y es lo que tiene que pasar.
En materia económica la actitud del gobierno ante la primera recesión del país en más de 20 años ha sido insuficiente y ha permitido el incremento más grande del desempleo y la caída más grande de la producción entre los países de la OCDE, a la que tanto nos eufanamos de pertenecer, pero que solo nos hace ver peor; aunque pensándolo bien a los otros socios los puede hacer sentir mejor tenernos como punto de comparación. En Colombia la pobreza aumentará a niveles que no se veían hace más 10 años y el gobierno aun no ha usado todos los recursos que tiene a su disposición para implementar políticas fiscales.
Si tanto nos gustan los Estados Unidos y nos ponemos tan felices cada vez que su presidente nos menciona, no porque le preocupe Colombia, sino porque necesita desesperadamente encender el odio de los latinos en la Florida, un estado determinante para las próximas elecciones, para que salgan a votar en contra de Biden. Que un presidente estadounidense hable de castrochavismo como una amenaza real para ese país, solo demuestra una ignorancia total del país que gobierna o una falta de escrúpulos sin precedentes para engañar a la gente y que salgan a votar “berracos”. Cualquiera de las dos opciones demuestra el punto tan bajo en el que Trump ha dejado el cargo más importante del mundo.
Pero si tanto nos emociona lo que pasa en el país del norte, al menos deberíamos aprender algo de ellos. Estados Unidos ha generado el estímulo fiscal mas grande en la historia de la humanidad, 2.3 trillones y aún se está definiendo si el siguiente paquete va a ser por 1.6 o por 2.3 trillones adicionales, negociación que está empantanada dado que cualquier cosa que pase se vería como una victoria para los demócratas. Este estímulo estuvo irradiado a todos los sectores de la economía, las personas, las empresas grandes, las empresas pequeñas, las minorías étnicas, la ciencia, el arte, todos recibieron. Por otro lado, se realizó un estímulo monetario sin precedentes, además de bajar sus tasas de interés a 0.25%, la reserva federal incrementó en más de 68% su tenencia de activos desde marzo, lo que implica una inyección adicional de mas de 7 trillones de dólares. Estas medidas fueron muy superiores a las que tomaron otras economías comparables como el banco de Japón y el banco central europeo[1]. La razón por la cual siguen dando estímulos sin importar las presiones inflacionarias es clara, hay problemas mas grandes que la inflación o que las calificaciones de riesgo.
En Colombia las cifras son mucho más difíciles de seguir dada la “contabilidad creativa” del Ministerio de hacienda, que ante la opinión pública confunde garantías con desembolsos, aunque en el marco fiscal de mediano plazo no tiene más remedio que dar los valores reales. Según el ministerio a finales de año habremos gastado alrededor del 58% de los recursos del fondo de emergencia establecido para enfrentar la crisis, es decir que en la peor crisis de la historia estamos guardando recursos por casi 15 billones de pesos, casi tres reformas tributarias, para usos futuros, como si no los necesitáramos en este momento[2]. Los programas sociales que en buena hora el gobierno extendió, van a representar unos 4 billones de pesos y no hay una hoja de ruta clara en cuanto al resto del dinero.
Es el colmo que el partido de gobierno pretenda comenzar a infundir miedo con el fantasma del castrochavismo, que solo cala en mentes inferiores o inescrupulosas como la de Trump, si no fueron capaces en dos años de solucionar uno solo de los problemas que tenían tan identificados. Es que ni siquiera fueron capaces de destruir la JEP o de volver trizas la paz, hasta eso lo dejaron a medias. Su incompetencia, al igual que la de Trump para enfrentar la crisis del COVID 19, debe ser castigada en las urnas, de lo contrario, nos van a imponer otro presidente de trámite como el actual y los problemas seguirán sin mejora por otros cuatro años y al segundo es decir en 2024 prometerán resolverlos si salen electos para 2026.
[1] https://www.cnbc.com/2020/09/28/how-the-us-economic-response-to-the-coronavirus-pandemic-stacks-up-to-the-rest-of-the-world.html
[2] https://www.ofiscal.org/gastos-fome