Racionamiento de agua en Bogotá ¿selectivo?

En las últimas semanas, la ciudad de Bogotá ha venido enfrentado un desafío sin precedentes: el racionamiento de agua, la sequía y la falta de lluvias han llevado a la ciudad a tomar medidas drásticas para garantizar el suministro de agua potable para sus habitantes, sin embargo, el racionamiento de agua no es solo un problema de infraestructura o gestión del recurso hídrico, es también un llamado a la conciencia sobre la forma en que vivimos y utilizamos los recursos naturales.; y es que precisamente este es uno de los temas relevantes en los que habría que hacer hincapié, pues las medidas de racionamiento tienen una razón de ser y eso es algo innegable, lo realmente preocupante de este racionamiento es que sea selectivo, que sea desigual pues mientras en Bogotá se habla de un racionamiento por días, en el sur de la ciudad se tenga que vivir a diario, que un servicio esencial  para la vida humana se convierta en un lujo de difícil acceso.

A partir del manejo silencio del racionamiento por parte de algunas entidades distritales y medios de comunicación, se ha vuelto común en Bogotá que los barrios más humildes sean los que más sufren con los cortes de agua, mientras que los sectores más acomodados de la ciudad pueden permitirse el lujo de tener sistemas de reserva de agua y bombas para abastecerse, es decir, que el racionamiento es una medida en la que un sector de la población ahorra agua ya sea de manera voluntaria u obligada, mientras que otros sectores de acuerdo a sus comodidades no saben lo que es un corte de agua.

Adicionalmente genera un poco más de incomodidad que el distrito quien es la máxima autoridad y quien debe poner ejemplo en estos casos, sea a la vez culpable del derroche de agua en Bogotá, pues según fuentes del Concejo Distrital se ha venido perdiendo tanta agua como para abastecer por dos meses a toda la ciudad, esto debido a causa de ciertas tuberías dañadas que han propiciado la pérdida de más de 89 millones de metros cúbicos entre enero y septiembre, una de las cifras más preocupantes en los últimos seis años.

Entonces, resulta cada vez más preocupante ver que la situación de cientos de ciudadanos es crítica, donde no tienen agua a diario y que las pocas veces que tienen el servicio llega deficiente (sin presión y sucia), mientras que el distrito pierde millones de metros cúbicos y en otros sectores ya sean los centros comerciales o instituciones del Estado no se incomodan y siguen con el consumo como si nunca hubiera existido racionamiento en Bogotá.

En conclusión, el racionamiento es un llamado a la conciencia sobre la forma en como cuidamos nuestros recursos naturales, es hora de que tomemos conciencia y nuestro racionamiento sea voluntario y no obligatorio, y los más importante que sea en todas las clases sociales, solo así podemos garantizar un futuro sostenible para nuestra ciudad.

Cesar Orlando Amaya