El domingo pasado, Barichara despidió la edición número 13 de Festiver (Festival de Cine Verde). Fue el primero sin Toto Vega, que fue homenajeado a lo largo de varias actividades en el marco del evento tras el primer aniversario de su fallecimiento.
La encargada de llevar las banderas y el legado de Toto Vega fue Juliana Paniagua, hija de Nórida Rodríguez (fundadora de Festiver y actual gerente de RTVC). En su primera vez al mando del festival, ella logró concluir una sólida edición en la que cada asistente pudo celebrar lo mejor del cine enfocado a narrativas medioambientales.
Presente en los actos de apertura y clausura, moderadora de gran parte de los conversatorios ofrecidos, Paniagua habló con Confidencial Colombia en el remate de Festiver sobre los retos que le acarreó dirigir esta edición y lo que viene más adelante con el festival.
Sin Toto Vega y sin su mamá con incidencia directa en Festiver ¿Cómo ha impactado a su vida apersonarse del festival por primera vez?
Todo tiene su parte buena y mala. Obviamente, en muchas cosas la carga de trabajo ha aumentado y ha sido más pesada, pero también hay decisiones que puedo tomar sola más rápido y maniobrar. He contado con mucho apoyo, respaldo y solidaridad junto a un equipo que es indispensable para que se logre hacer Festiver. Como todo, es difícil, pero estando bien acompañada uno más o menos se pilotea.
¿Se ha podido sentar a analizar cómo le fue al festival en su primer año como directora o eso viene después?
La autorreflexión la vengo a hacer en noviembre, que es cuando termino realmente.
Una de las charlas destacadas de Festiver fue la que usted sostuvo con el director Johnny Henrix Hinestroza sobre la película de terror de Saudó, Laberinto de Almas ¿Podría decirse que como sello suyo el festival podría ampliar sus horizontes para incluir películas de este tipo?
Lo que realmente quería plantear era si esa película se podría enmarcar o no en la temática del festival y la conclusión de boca del mismo director es que sí. Más que ampliar la temática del festival, es que la audiencia se dé cuenta de que la temática del festival es muy grande. Yo la veo muy amplia, no creo que sea cuestión de agrandarla más, sino de mostrar que hay muchas manifestaciones de cine que pueden sembrar esa semilla del cambio con relación al medioambiente. Espero que ese sea mi aporte al festival: tener estas ideas y abrir esos caminos. Así es como ha ido creciendo cada año.
¿Ha pensado en alguna estrategia que involucre a la población de Barichara para que haga cine con temática ambiental y de alguna manera pueda participar activamente en Festiver?
Antes teníamos una categoría que se llamaba Cogollos Verdes y era enfocada en cine regional local. Lo que pasa es que no hay una escuela de cine fuerte, un componente formativo. Si lo hay es en espacios como este que son apenas de unos días. No hay un proyecto a largo plazo que se enfoque en formar profesionales y lo que hay está en Bucaramanga. Entonces, era difícil encontrar productos que no chocaran demasiado con la calidad del resto de cosas que había. No quiero asumir una actitud un poco condescendiente de cara al participante. Más bien buscamos fortalecer esos procesos de formación. La meta a largo plazo es lograr fortalecer esa cultura y la escuela audiovisual hasta que haya un nivel muy alto en Santander en cuanto a creación.
En ese sentido, ¿Hay un acompañamiento de Festiver como organización a la población de Barichara cuando no hay festival?
Ahora solamente funciona en el marco del festival. Siempre hemos tenido ideas y ganas de hacer cosas. Hemos llegado a presentar proyectos, pero no se da. Seguimos proponiendo cosas y en algún momento “pelecha” y cuando pase será chévere.
Se puede notar en varios casos un sentido de apropiación de Festiver por parte de la gente de Barichara, ¿Cómo lo percibió este año?
Hay de todo. No me parece justo homogeneizar y decir que a todo el mundo le gusta o que a nadie. En general, la recepción es positiva. Hay gente que confía en nosotros muchísimo, gente con la que hacemos talleres y actividades; gente sin la que no podríamos hacer nada de esto.
¿Cómo se ha articulado el trabajo con otros festivales?
Siempre hay alianzas con otros festivales, muestras invitadas y gente que ha sido jurado. Este año muchas personas que participaron en el jurado y la agenda académica son de festivales de cine. Estuvieron la directora del Festival de Cine de Canadá Planet in Focus, Katherine Bruce; Diego Palomino, programador del Festival de Cine de Ancash en Perú; Juan David Mejía de Fecisla; y María Angélica Tovar del Festival de Cine de Villa de Leyva. Nunca antes se había hecho un encuentro de festivales y cada uno contribuyó a su manera. La relación con otros festivales es muy orgánica. Si uno pone esa responsabilidad en Anafe (Asociación Nacional de Festivales, Muestras y Eventos Cinematográficos y Audiovisuales), pues no me parece justo. Uno tiene que buscar esas conexiones porque se debe ver con quién se tiene objetivos en común.
¿Cree que se ha avanzado en la producción de cine ambiental o con prácticas sostenibles?
Sobre contenidos ambientales, de pronto. Pero creo que hay que abrir la mente sobre qué puede llegar a ser una película ambiental.
Puede pasar que haya un filme hecho de manera sostenible sin que la narrativa lo sea…
Sí. Yo podría hacer una comedia romántica que está hecha con prácticas sostenibles…
¿Y esa película podría estar en Festiver más adelante?
No lo sé. Habría que ver porque el cine verde lo definimos desde la narrativa, no en las prácticas, aunque sí las apoyemos. Hemos trabajado esos temas con la Universidad EAN. No es un tema que el festival descuida, pero si ponemos ese umbral, sería muy difícil porque hasta ahora se está implementando.
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*Foto: Daniel Puerta de Festiver