Una de las ilustraciones más gráficas de cómo el arte resiste ante la violencia se encuentra en la película ‘Los días de la ballena’. El grafiti se dignifica en esta obra como una respuesta ante quienes están empeñados en sembrar terror.
La trama se desarrolla en Medellín con una historia de amor entre adolescentes -Cristina y Simón-. Ambos se dedican al grafiti en sus ratos libres y pertenecen a un colectivo que desafía a la ley y a los criminales con su arte. Este grupo llega al punto de desafiar a una pandilla local con cada testimonio que dejan plasmado en las paredes. A partir de ello se empieza a desatar un conflicto entre artistas y delincuentes.
Ni las amenazas, ni los ataques directos que padecen de quienes siembran violencia en el barrio los podrá detener de apropiarse de las paredes de la ciudad con sus trazos en spray. En esta historia triunfa el amor al arte sobre el miedo a la violencia.
A pesar de que se logran captar algunas situaciones de drogadicción, falencias económicas y las dinámicas de los populares ‘combos’ pandilleros en la ciudad, el filme logra narrar esta historia sin incidir en violencia implícita. Además, se evidencian contrastes económicos y tensiones familiares con las subtramas.
Sin embargo, la historia no recae en los estereotipos de la ciudad paisa. Además, tiene un enfoque en el que es notable el empoderamiento femenino. En entrevista con El Tiempo, Catalina Arroyave señaló: “En Medellín a las mujeres nos han estigmatizado como muñecas de adorno, por ese estereotipo de la belleza que hay allá. Cuando estaba en la creación de la historia, pensaba en todas esas mujeres (grafiteras) que llevan años intentando abrirse paso en contextos machistas y complejos”.
Por último, se dignifica el grafiti como medio de apropiación y de difusión de algún mensaje de resistencia. Más allá de tacharlo como vandalismo y denigrarlo al punto de que le pueda costar la vida a quien lo ejerce -como pasó con Diego Felipe Becerra- el grafiti es ese medio de expresión con el cual este par de jóvenes (Cristina y Simóne) le dan una cachetada a los violentos.
Este filme es escrito y dirigido por la colombiana Catalina Arroyave. El proyecto fue acreedor de las becas de escritura de guión de la Alcaldía de Medellín y el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico. Del elenco principal hacen parte Laura Tobón, David Escallón, Carlos Fonnegra (Kaztro de Alcolirykoz), Julián Giraldo, Christian Tappán, Natalia Castaño y Ana Vélez. Este largometraje es producido por Rara Colectivo Audiovisual.
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