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Falta más de un año para las elecciones presidenciales, pero los políticos ya desempolvaron sus discursos, sus trinos incendiarios y sus promesas que nadie cree. Mientras Petro intenta sostener un legado que parece resbalarle entre los dedos y la derecha busca revivir con los mismos nombres de siempre, los colombianos seguimos preguntándonos si alguna vez veremos una opción distinta a repetir la misma historia. ¿Habrá un candidato que nos saque del ciclo eterno de decepciones? ¿O solo nos queda comprar crispetas y ver cómo se arma el circo electoral?

Falta más de un año para las elecciones presidenciales de nuestro país, y aunque el panorama político comienza aclararse un poco todavía está lleno de incertidumbres; Colombia atraviesa un momento crucial en su historia marcado por una polarización cada vez más evidente, retos económicos profundos y una necesidad urgente de justicia social.

En medio de este escenario, las figuras que surgen como posibles candidatos presidenciales para 2026 se enfrentan no solo a una batalla por la Casa de Nariño sino por definir el rumbo del país para la próxima década, pues por un lado se encuentra un legado diluido del presidente Gustavo Petro, una figura política que ha generado una polarización extrema en la sociedad colombiana cuyas propuestas, que en su momento parecían crear una salida esperanzadora para los colombianos, han encontrado serias dificultades para concretarse en un escenario político y social donde las tensiones entre su gobierno y sectores de la oposición son cada vez más intensas ¿debería continuar la senda del cambio que Petro promete, con todos los riesgos y polarizaciones que conlleva, o es hora de regresar a una propuesta más moderada?

Por otro lado, las propuestas más conservadoras que se resisten a morir como es el caso de German Vargas Lleras, y aunque no ha oficializado su candidatura, sus foros y visitas a lo largo del país muestran sus intenciones de promover no solo  la unidad entre distintos candidatos de oposición para presentar un candidato único que logre vencer al petrismo, sino  también la oportunidad para alinear su discurso conservador y pro-seguridad  desde una plataforma política centrada en la estabilidad y el orden, frente a un electorado que se siente frustrado por la violencia, la inseguridad y las dificultades económicas.

Junto a Vargas Lleras se suman nombres como Vicky Dávila, Miguel Uribe, David Luna, María Fernanda Cabal, los cuales resuenan en el sonajero del ambiente político nacional para liderar la derecha en Colombia en las próximas elecciones presidenciales del 2026, y quienes enfrentan un reto para posicionarse como una opción creíble y representativa frente a otros sectores diferentes a los tradicionalmente conservadores. Según esto pareciera a simple vista que las elecciones presidenciales de 2026 exigen de parte del electorado tanto madurez política en el sentido de superar las barreras polarizantes propuestas por la vieja fórmula Izquierda-Derecha, como una ruptura con el continuismo dipartidista sedimentado en la memoria histórica de la Nación incluso desde sus Mitos Fundacionales más arraigados.

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Sin embargo, debemos preguntarnos si el futuro del país se encuentra ligado actualmente a una oposición directa al proyecto político del gobierno actual, exactamente en un retorno a la política de Derecha que nos ha gobernado ya por varios años, con resultados nefastos tanto económicos como sociales. Finalmente, serán las coaliciones políticas independientes y los votos de opinión generados alrededor de propuestas concretas sobre problemáticas reales que afectan la calidad de vida de los ciudadanos actualmente en el país, las que guíen de una forma u otra a Colombia en su devenir histórico más cercano; así mismo un escenario donde el bipartidismo está lejos de ser una fuerza política legitima, el gran desafío para los candidatos será la construcción de coaliciones enfocadas desde una perspectiva más pluralista, donde se abra la puerta a nuevas alianzas y a la necesidad de contar con un discurso más inclusivo, capaz de abordar los problemas del país desde diversas perspectivas.

Por eso el voto independiente será clave en este 2026, pudiendo ser que aquellos electores que no se sienten representados ni por la izquierda ni por la derecha, pero que buscan propuestas coherentes para los problemas cotidianos de la gente, jueguen un papel determinante en la configuración de la próxima presidencia. Los candidatos que logren atraer a este sector tendrían mejores opciones para llegar a la presidencia.

Cesar Orlando Amaya Moreno

César Orlando Amaya Moreno

asesoresgroupca@gmail.com
Economista y magíster en análisis político y asesoría institucional

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