A Miguel Uribe lo mataron. Eso es un hecho. Lo que no sabemos —y debemos exigir saber— son los motivos.
¿Lo mataron porque no podían derrotarlo en las urnas?
¿Lo mataron porque incomodaba a actores que, en nombre de la paz, negocian privilegios y borran delitos del pasado?
¿Lo mataron porque su liderazgo crecía y podía cambiar el rumbo del país?
¿Por qué lo mataron?
• Porque no estaba dispuesto a callar ante el pacto de la Picota.
• Porque denunciaba sin miedo las reformas que, según él, ponían en riesgo la salud y las pensiones de los colombianos
• Porque proponía una Colombia segura, donde el ciudadano honesto pudiera vivir sin miedo.
• Porque defendía la libre empresa y la inversión extranjera como motores del progreso.
• Porque creía en fortalecer la Fuerza Pública, no en debilitarla.
• Porque exigía respeto a la ley, sin excepciones para bandidos “arrepentidos”.
• Porque se oponía a que el narcotráfico dictara la política de paz del país.
• Porque rechazaba que la corrupción se escondiera bajo discursos de cambio.
• Porque defendía la propiedad privada.
• Porque no aceptaba que la economía se manejara a punta de ideología y no de cifras reales.
• Porque no tenía miedo de defender las tesis de Álvaro Uribe.
• Porque era coherente, consecuente y no cambiaba de principios según el viento político.
• Porque tenía la preparación académica y la experiencia administrativa para gobernar.
• Porque no tenía manchas de corrupción, y eso incomoda a quienes viven de ella.
• Porque su liderazgo crecía y las encuestas empezaban a mostrarlo como el opositor más fuerte de cara al 2026.
• Porque podía ganar… y había quienes no querían arriesgarse a competir en igualdad de condiciones.
Bajar el tono es una cosa; renunciar al derecho de saber la verdad es otra muy distinta.
Nota recomendada: Murió el senador Miguel Uribe Turbay
Colombia tiene derecho a conocer quién y por qué ordenó este magnicidio. Si no lo exigimos, los bandidos seguirán dictando la agenda política del país, decidiendo con plomo quién puede aspirar y quién no.
Porque de eso se trata: de garantizar que en 2026 haya un candidato de oposición con opción real de ganar… y que no tenga que pagar con su vida por el atrevimiento de querer servir a su país.
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