Nuestra vida ha cambiado prácticamente en todos sus aspectos desde el acceso por parte del gran público a Internet desde 1995; a tal circunstancia se han ido incorporando prestaciones que percibimos como normales, como el uso de datos en dispositivos móviles, el Internet de las Cosas (IoT) o la propia multiplicación del número de dispositivos de computación que ha llevado al consumo de direcciones IPv4 hasta su extenuación.
Ya en 1985 la IETF comenzó con la elaboración de un nuevo estándar de direccionamiento que proporcionara una cantidad inagotable en la práctica de direcciones. Así, la regulación de IPv6 permite la existencia de más de 34 billones (2^128) de combinaciones para asignar direcciones a dispositivos con un sistema jerárquico de redes que permite, además, un rendimiento en el comportamiento de Internet muchísimo más eficaz que el antiguo direccionamiento IPv4.
Gobiernos e instituciones de todo el mundo han hecho esfuerzos de concienciación de la necesidad de la migración de IPv4 a IPv6 por las muchas razones y ventajas que iremos mostrando en una serie de artículos sucesivos: ya en 2008 el Gobierno Federal de los Estados Unidos de América implantó la obligación en todas sus agencias federales el nuevo direccionamiento.
Igualmente, las autoridades colombianas impulsaron en el Decreto 1078 de 2015, Decreto Único Reglamentario del Sector de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, requiriendo la adopción del protocolo IPv6, en función de lo dispuesto en el Marco de Referencia de Arquitectura Empresarial, la Estrategia de Gobierno Digital y la Subdirección de Estándares y Arquitectura de TI de la
Dirección de Gobierno Digital:
No obstante, existe una resistencia elevada en el ámbito institucional, corporativo, empresarial, universitarioy educativo con extensión a toda la sociedad de resistencia al cambio por razones que van desde la falta de explicación de un
modo sencillo de su funcionamiento, a la falta de voluntad de los OSP e ISP de proporcionar la opción IPv6 a la propia acomodación y pereza de los responsables de TI al cambio.
Además, en la gran mayoría de los casos, la implementación de IPv6 no supone ningún tipo de inversión en nuevos activos fijos capaces de comprender IPv6, dado que la inmensa mayoría de los dispositivos con capacidad de comunicación bajo TCP/IP ya soportan desde los años 2000 la configuración, incluso simultánea y cohabitante, de IPv4 e IPv6.
Piensen ustedes un momento cómo son sus hogares o sus lugares de trabajo a día de hoy: desde smartTV a electrodomésticos de todo tipo que requieren de una conexión a Internet, dispositivos de control de acceso, videoporteros, alarmas, dispositivos de interacción con el hogar, etc., han supuesto la multiplicación del número de hosts que necesitan de comunicación. Si nos fijamos en empresas e industrias el número de máquinas que requieren de instrucciones emitidas desde computadoras (tornos de control numérico, por ejemplo) son la generalidad en los sectores productivos. En el sector servicios es hoy imposible concebir, por poner un ejemplo, el envío de facturas por correo postal o el manejo de nuestro dinero fuera de las aplicaciones telemáticas de los bancos.
Así, encontramos una razón poderosa para la migración a IPv6: el espacio de direccionamiento proporcionado: un pequeño esfuerzo intelectual hoy nos evitará un colapso más o menos inminente, pero cierto en un futuro incontestablemente cercano.
Los creadores de IPv6 parece que adivinaron, ya en 1990, que la resistencia al cambio sería de enorme magnitud y para ello diseñaron mecanismos de convivencia con IPv4, tales como el dual stack, tunelización y transformación de IPv6 a IPv4 que permiten una migración tranquila de un sistema a otro con muy poco esfuerzo y con resultados visibles de mejora y eficiencia desde el primero momento.
IPv6 va mucho más allá, a pesar de ser su propiedad más conocida, de proporcionar un espacio inmenso de direccionamiento. El nuevo modelo sirvió para replantear desafíos que habían quedado sin resolver en IPv4 a la vez que afrontar nuevos retos que la normalización de las comunicaciones bajo TCP/IP había producido.
Uno de ellos, y de especial sensibilidad desde hace ya años es la seguridad en las comunicaciones y la preocupación por la ciberseguridad. La delincuencia ha encontrado en Internet una herramienta más para las operaciones criminales: las estadísticas a nivel mundial muestran cifras escalofriantes de crecimiento de actividades delictivas como el robo de información, suplantaciones de identidad, alteración manifiesta de los datos, ataques de denegación de servicio, falta de privacidad…Bien, IPv6 viene a dar respuesta a esta inquietud cierta y manifiesta mediante la implementación de modo mandatorio de IPSec como protocolo garante de la autenticación, integridad y confidencialidad de los datos de manera automatizada para el usuario, brindando a las comunicaciones en IPv6 la misma naturaleza y propiedades que nos proporcionaría una VPN.
Para finalizar esta introducción dejamos apuntados para próximas publicaciones otras propiedades de IPv6 como son el direccionamiento global y práctica ausencia de direccionamiento privado, un enrutamiento mucho más eficiente, la comunicación extremo a extremo de dispositivos sin traducciones intermedias, la disminución del tamaño de las tablas de enrutamiento y otras propiedades que iremos abordando.
Jesús Lazcano
Ingeniero en Telecomunicaciones
Director de la Corporación Overseas – Unireg
[email protected]
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