Un análisis del BBVA considera que la economía colombiana cerrará este año con un crecimiento del 2,5% y avanzará al 2,7% en 2026. Sin embargo, la inflación sigue por encima de la meta oficial y el déficit fiscal se mantiene elevado, lo que deja al país frente a un panorama de recuperación moderada, pero con grandes presiones en sus finanzas públicas.
El repunte económico de 2025 ha estado sostenido por el consumo de los hogares, impulsado por la creación de empleo, las remesas y una menor carga financiera para las familias. No obstante, hacia 2026 se espera que el consumo pierda fuerza y que la inversión en vivienda, edificaciones no residenciales y proyectos de infraestructura asuma un papel más relevante, consolidando una base distinta para el crecimiento.
En materia de precios, los analistas prevén que la inflación termine este año en 5% y que baje a 4,3% en 2026, en un proceso más lento de lo anticipado. Esto mantendrá elevadas las tasas de interés: el Banco de la República cerraría 2025 en 9,25% y las reduciría gradualmente hasta 8,5% al final de 2026. El crédito, por lo tanto, seguirá siendo costoso para hogares y empresas en el corto plazo.
El mayor desafío está en el frente fiscal. En los últimos cinco años el gasto público creció de forma acelerada, mientras que los ingresos apenas aumentaron a pesar de tres reformas tributarias. Como resultado, la deuda neta del Gobierno ya equivale al 60% del PIB y el pago de intereses absorbe cerca de un 4% del mismo. Esta situación ampliará el déficit más allá de lo proyectado por el Gobierno y obligará a nuevas decisiones de ajuste, que pueden incluir reformas tributarias, medidas de austeridad y mayor eficiencia en el gasto.
En el plano internacional, el contexto es menos adverso. La economía mundial cerrará con un aumento cerca del 3% en 2025 y crecerá 3,1% en 2026, en medio de una inflación global más contenida y tasas de interés internacionales más bajas. Además, el debilitamiento del dólar ha favorecido la apreciación del peso colombiano en lo corrido del año.
Aun así, la volatilidad del tipo de cambio, el aumento del déficit externo y la incertidumbre política local podrían marcar el rumbo de los próximos meses. Para los expertos, el reto inmediato será ordenar las cuentas públicas sin frenar la recuperación económica, al tiempo que se promueve la inversión y la creación de empleo formal.
En resumen, Colombia cerrará 2025 con señales de recuperación, pero la sostenibilidad de esa mejora dependerá de la disciplina fiscal y de la capacidad de transformar un crecimiento basado en el consumo en uno apoyado en inversión y productividad.
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