El conflicto visto por los ojos de la guerra en encuentro con la paz

Michael Lapsley, considerado uno de los grandes hombres de Suráfrica por su dedicación en encontrar un fin a la guerra a través del dialogo durante el proceso post apartheid, habló para Confidencial Colombia sobre la importancia de las negociaciones de La Habana y la responsabilidad de los colombianos de crear generaciones sin la infamia de la guerra. Una asombrosa historia de vida que le enseña al país a identificarse así mismo.

El padre Michael Lapsley, director del Instituto para la Sanación de la Memoria en Cape Town, Sudáfrica, reconstruyó las memorias de centenares de sudafricanos a lo largo del trauma de la discriminación racial y la opresión política en 1998 y las aglomeró en el organismo que dirige, constituido como parte vital en el proceso de segregación racial y de persecución política del apartheid.

Su incidencia en los procesos políticos de Suráfrica fue tan certera, que tres meses después de la liberación de Nelson Mandela, la Civil Cooperation Bureau, partido gubernamental responsable de numerosos asesinatos, le envió una carta bomba que lo dejo sin manos y parte del rostro quemado.

Ahora, con garfios en vez de manos, continúa en la lucha por la reparación de las víctimas en países de arduos conflictos y visita a Colombia para convertirse en un referente a seguir en temas de derechos humanos y justicia.


“Donde los enemigos se convierten en amigos”


Confidencial Colombia: Haciendo un paralelo entre su experiencia como mediador de un proceso de paz en Suráfrica y el conflicto en Colombia, ¿Qué opina de los diálogos entre el Gobierno y las Farc? ¿Vamos en buen camino?


Michael Lapsley : En muchas maneras la guerra es señal de que la política ha fallado. Es claro de que esta guerra en Colombia, sin negociaciones, es una guerra sin fin, inmortal e infinita. No habrá victoria en el Gobierno y las Farc no se acabarán ni ahora ni en un futuro cercano si no hay diálogos. Entonces, ¿Cuáles son las alternativas?…. Negociaciones.

En nuestro contexto (Sudáfrica), que no es el mismo de Colombia sin embargo comparte muchas similitudes, Nelson Mandela nos dijo: “no podemos luchar por todos” y así fue. Las negociaciones en nuestro país tomaron mucho tiempo, desde 1912 hasta 1990, perdimos más de un millón de vidas hasta que pudimos sentarnos en una mesa y hablar.

Entonces, esta es una oportunidad histórica para los colombianos. Es la oportunidad de toda una generación y si es destruida, podría tomar otra generación más para presentarse. Si esto pasa ¿Cuántas personas más morirán?

Dicho esto, los hijos de los pobres de los dos bandos se matarán entre ellos mismos. Todo ciudadano en Colombia tiene una responsabilidad: hablar, debatir y conversar. Todos…..

Mandela también nos dijo : “si ustedes acceden a dialogar, se verán comprometidos a hacerlo, si no olvídenlo, no habrá negociaciones”. Al mismo tiempo, en ese proceso todos van a ganar algo a cambio, sea lo que sea, y empezamos a dialogar.

Si este es el tipo de negociaciones en las que los colombianos no conciban rendirse desde ambas partes, entonces crearán la guerra del mañana. Esto no significa que termine la lucha por lograr un acuerdo para la justicia en la sociedad, pero perderán otra generación más entre las tinieblas del conflicto y la violencia.


C.C: Después del proceso del apartheid, blancos y negros aceptaron a perdonarse y hubo impunidad de por medio. Bajo este panorama, ¿cree usted que los colombianos acepten al perdón y la amnistía como herramienta para encontrar un camino hacia la paz?


M.L: Somos una sociedad donde los enemigos se convierten en amigos, igual es Colombia y el mundo. En Sudáfrica por ejemplo, nosotros estamos por comenzar un viaje de integración por las más de tres generaciones de lucha en contra de la guerra.

En colombia, sé que alrededor de 50 años han sufrido por el conflicto, entonces, para mitigarlo, tomará las siguientes tres o cuatro generaciones de su país. Yo no estoy diciendo que para que inicie tome ese tiempo, sino para que sea acogida y se erradique del imaginario colombiano que el país es succionado por la guerra. Y ¿porque? Porque las personas son aquellas que cargan con las leyes para tener una civilización política equilibrada, sin embargo. las desapariciones, torturas y los crímenes nunca dejarán de existir.

La gente carga con las cicatrices de sus cuerpos y sus almas

Los colombianos tienen que aprender a reconocerse como seres humanos antes de reconocerse como Gobierno o Farc. Hay que reconocer que no solo los “buenos” sufren, si no que aquellos al margen del sistema también sufren sin importar donde se encuentren.

Al final, las personas se tendrán que encontrar unos a otros como colombianos y vivir en esta tierra por siempre. Esa es la decisión de esta generación porque es posible que la próxima la olvide.

Si estropean esta oportunidad, no significa que no vuelva manifestarse. Pero ¿A qué costo se volverá a manifestar? ¿Cuántas personas más morirán? ¿Será más fácil para la siguiente generación resolver el conflicto?

Si así pasa, habrá heridas más profundas, más lágrimas y mayor odio. Por eso, este es su momento, no lo malgasten. Ya han muerto demasiados…. Es tiempo.


C.C ¿Cuál cree que debe ser el rol de los medios durante el proceso de negociación y los resultados venideros?

Los medios tienen un papel fundamental. Pueden ser reveladores de lo que suceda entre las partes o analizar y explicar si esto funcionará o no. Tambien pueden escoger entre las historias y posibilidades a las que se aferran para comunicar un criterio o informar historias de desesperanza, que son las que más se encuentran obviamente.

Es cuestión de que ustedes decidan con que alimentan a la gente. Cualquiera sea la decisión de las clases políticas, todavía hay un problema para cada colombiano. Escoger entre el perdon o el odio. Las dos, en balance aceptadas pero irreconciliables.


C.C ¿Merecen un castigo o medidas judiciales aquellos que por tantos años han impulsado a la guerra?

Si castigan a la guerrilla, ¿Por qué no castigan también al ejército de Colombia, o a los paramilitares?

Es difícil escoger entre quien es inocente o no porque nadie lo es. Todos somos merecedores de un castigo sea cual sea, porque cuando decimos la palabra justicia, aplica inmediatamente un castigo. Pero no es esta clase de justicia la que aquellos en conflicto terminan buscando.

Lo que los colombianos y todo el mundo buscan es restaurar a la justicia desde una premisa completamente diferente, es decir: Cuando eres encontrado culpable, tienes derecho a un proceso de amnistía si pruebas lo contrario. Aplicándolo al escenario colombiano, la amnistía es necesaria concebirla pero amarga de tragar. Una vez el perdón es acordado entre las dos partes, este será el sacrificio de los culpables y los inocentes que terminarán siendo uno solo y posiblemente habrá paz.

Por eso también felicitó la decisión de crear un espacio donde las dos partes en conflicto en Colombia puedan encontrarse y hablar.

Colombia tiene un gran futuro y será un ejemplo para otras naciones gracias a esta historia oportunidad, si deciden los ciudadanos aceptarla.