El presidente de Asomovil Samuel Hoyos habla en entrevista para Confidencial Colombia, explicando los esfuerzos que han hecho las empresas de telefonía móvil en la lucha para combatir el robo de equipos de celulares en Colombia y asegura que son las principales víctimas de este flagelo.
¿Qué han pensado desde el gremio de operadores de celulares para aportar a las posibles soluciones al problema del robo de celulares en el país?
Samuel Hoyos: Como industria somos víctimas de este flagelo. En Colombia se roban alrededor de 110 mil teléfonos móviles al mes. Hemos hecho toda suerte de acciones intentando ayudar a reducir este problema, pero hay que aclarar que esto es responsabilidad de las autoridades. Como empresa y como gremio estamos dispuestos a colaborar, queremos hacerlo y lo hemos hecho, pero esta tarea es de los gobiernos nacional y locales, de la justicia y la Policía Nacional.
¿Cuánto han invertido para ayudar en la lucha contra el hurto de celulares?
Samuel Hoyos: En medidas técnicas para combatir el hurto hemos invertido alrededor de 100 mil millones en los últimos cinco años. Cuando se roban un teléfono, inmediatamente el usuario lo reporta, nosotros bloqueamos el servicio, dándolo de baja o se emite otra sim card si así lo desea. Bloqueamos el Imei, que es el número de identificación del teléfono y lo compartimos con 46 países más para que no pueda activársele el servicio en ninguno de esos territorios, con ningún operador. Esa es una medida efectiva.
¿Cómo califican el esfuerzo y trabajo de las autoridades para combatir este flagelo?
Samuel Hoyos: Queremos ver más operativos donde se incauten los teléfonos robados. Sabemos que hay lugares donde el comercio de estos aparatos está bastante activo. Aquí la DIAN también debe actuar impidiendo que celulares robados salgan de Colombia con destino a otros países. Desde el sector privado, fabricantes y comerciantes deben buscar mecanismos para hacer inservible el aparato. Estos podrían instalar una aplicación que hace que en el momento en que se roban un teléfono y se lo reporta, se pueda bloquear el equipo. Nosotros hacemos lo propio con el aparato, pero si se conecta a una red wifi, quedara habilitado para algunas cosas, aunque el servicio de telefonía no se pueda usar.
¿Han hablado con las autoridades sobre el eslabón en este crimen organizado que permite que los aparatos se puedan habilitar aun después de reportar el robo?
Samuel Hoyos: Por supuesto. Cuando detectamos que hay un imei duplicado, procedemos a bloquear el servicio a todas las terminales con ese mismo número de identificación, que puede duplicarse varias veces.
¿Qué hacer con las posibles manzanas podridas que podrían existir al interior del personal técnico de las empresas operadores y que se prestan para este negocio turbio?
Samuel Hoyos: Esta es una industria que genera alrededor de 180 mil empleos. Puede que existan casos aislados, pero una vez se detectan, se judicializa a la persona como corresponde. Las empresas operadoras del servicio de celular somos las mayores víctimas, porque este delito genera una competencia desleal con la industria. Somos los mayores interesados en que esto no suceda.
¿La policía y la fiscalía ha dado alguna explicación que permita entender la razón para que este crimen organizado no se reduzca, sino que, por el contrario, aumente?
Samuel Hoyos: policía y fiscalía hacen su esfuerzo. Claro que queremos ver mayores resultados. La industria ayuda porque quiere revertir esta tendencia, por eso colabora haciendo mucho más de lo que le corresponde.
¿Han pensado en la posibilidad de que el seguro contra robos que se ofrece al usuario sea obligatorio y no opcional?
Samuel Hoyos: Primero debe legislarse en esta materia, para que los usuarios que adquieren un equipo deban suscribir una póliza contra el riesgo de robo. Es un camino válido, pero hoy por hoy es voluntario, podría darse esta posibilidad, pero debe hacerse una norma que lo permita.
¿Qué soluciones se han pensado desde el ministerio de las TIC para superar el problema que existe en ciudades como Bogotá donde el espectro comienza a saturarse y en otros lugares del país, donde el cubrimiento es muy débil?
Samuel Hoyos: el Gobierno Nacional sacará a subasta el espectro en el mes de diciembre. Con esto se busca cubrir alrededor de 5 mil centros poblados. En Bogotá el problema no es de saturación, el problema es que hay un déficit de infraestructura porque la Administración Distrital ha impuesto barreras para la puesta en marcha de un mayor número de antenas. En Colombia hay alrededor de 1.750 personas por cada antena, en ciudades como Tokio hay 90 personas por cada antena, en Nueva York o Londres hay 300 personas por cada antena.
¿Por qué una ciudad como Bogotá pone barreras para la instalación de más antenas?
Samuel Hoyos: Esa misma pregunta nos hacemos. Nos gustaría que se eliminaran esas barreras que no permiten convertir a Bogotá en una ciudad inteligente. Aquí necesitamos una infraestructura suficiente que nos permita garantizar una cobertura óptima.
¿Qué explicaciones da la Administración Distrital para oponerse a la instalación de más antenas?
Samuel Hoyos: son barreras de tipo político, normativo y también de mitos alrededor de las antenas. Nosotros estamos dispuestos al dialogo con la Administración y la comunidad para explicarles que, si quiere tener un territorio inteligente, es fundamental trabajar para que se mejore la infraestructura, que esta no afecta la salud humana, ni el medio ambiente.
¿Cuáles son los municipios con menor infraestructura en materia de tecnologías en las comunicaciones?
Samuel Hoyos: son muchos. Bogotá y Barranquilla son ciudades que están mal en esta materia. Medellín en cambio lo ha entendido y está trabajando para que se conecte a los ciudadanos con telemedicina, las instituciones de educación, la semaforización, cámaras de seguridad, etc.
¿La subasta del espectro podría ayudar a sanear estos vacíos?
Samuel Hoyos: con la subasta del espectro habrá una ampliación de la conectividad y habrá un mayor despliegue de infraestructura en lugares donde hoy es precaria, pero, no será suficiente, si persisten barreras que lo impiden.