Un escalofriante homicidio se presentó en el tercer piso de la dirección de la Policía Nacional, en el Can en Bogotá. Dos muertos y dos heridos fue el saldo trágico de un tiroteo realizado por un uniformado de la institución.
Varios disparos perturbaron el ambiente de la dirección General de la Policía Nacional. A la 1 de la tarde el CAN, Centro Administrativo Nacional, está lleno de gente que acude a las diferentes entidades del complejo, como son el Ministerio de Defensa o varios institutos descentralizados.
A esa hora el tercer piso estaba lleno de personas que se disponían a almorzar. En ese piso funciona la Oficina de Asuntos Internacionales de la Policía. El almuerzo se vio interrumpido por los actos de un uniformado que estaba de guardia en las instalaciones. El patrullero Manuel Bobadilla Pacheco accionó su arma de dotación y le propinó tres disparos a Martha Isabel Correa, uniformada con la que al parecer sostenía una relación sentimental.
Correa quedó herida y luego, en el transcurso de la tarde falleció. Mientras el agresor se encontraba disparando, el mayor Alberto Romero intentó evitar el ataque ya que, al parecer el patrullero estaba dispuesto a disparar contra todos los que se encontraban almorzando. Su intervención hizo que fuera herido y muriera en la nocche del mismo miércoles. Además, del mayor, otros dos policías resultaron heridos.
Posteriormente, el patrullero que protagonizó el tiroteo se propinó un disparo en la sien pero este no acabó con su vida y se encuentra en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Central de la Policía.
Los hechos generaron una reacción inmediata de la dirección de la Policía Nacional que emitió un comunicado en donde relaciona los hechos. En el escrito, y según versiones de algunos testigos la razón del tiroteo sería por motivos sentimentales.
Para la siquiatra Karen Álvarez el caso tendría los visos de lo que se catalogaba hasta hace unas décadas como “crimen pasional”. Sin embargo, señala la doctora, no es correcto considerarlo de esa manera porque “esa catalogación enmascara la gravedad del hecho. Además, puede hacer que la percepción del crimen se distorsione y termine considerándose una situación doméstica”.
También considera la siquiatra que “aún no están claros los móviles del homicidio y no se conoce a profundidad el estado mental de Bobadilla por lo cual es aventurado casarse con alguna hipótesis. Este hecho debe llamar la atención sobre el creciente número de homicidios que ha venido presentándose como consecuencia de disputas y riñas familiares”.
Por el momento el patrullero Bobadilla Pacheco permanece en cuidados intensivos y su diagnóstico es reservado.