Tips para consumir con responsabilidad y evitar convertirse en la oveja negra del ‘parche’.
La frase: “consuma responsablemente” está en la lista de las ‘frases de cajón’ que hoy en día tienen poca recepción. La amarga verdad es que Colombia viene perdiendo la batalla contra la drogadicción y el exceso del consumo, la actual administración ya habla de un problema de salud pública, y varios sectores piden que se replantee el modelo de prevención y tratamiento.
Son limitadas las personas que se toman este asunto con seriedad y el eco que estas generan no es suficiente. Por eso, cuando decidimos escribir sobre el denominado “consumo responsable, buscamos ejemplos que no incurrieran en esas frases trilladas y repletas de prejuicios que la historia ha demostrado que no funcionan. De ahí nació la idea de “Toallín”.
¿Es ingenuo pensar que la pequeña y toxicómana toalla azul de South Park puede dar una lección de vida? De entrada, sí. Este particular personaje, que raya entre lo absurdo y lo ridículo, es solo otra burla que la famosa serie de dibujos animados le hace a las caras más oscuras de la sociedad.
“Toallín” es una toalla con vida –tiene ojos, boca, brazos y piernas- que empezó a consumir marihuana al ver que sólo alcanzaría las cosas que propuso para su vida a punta de ingerir cannabis en todas sus presentaciones.
En los primeros capítulos en los que se introdujo a este personaje, la marihuana era el único ingrediente. Sus amigos (Stan, Cartman, Kenny y Kyle) intentan ayudarlo para que consuma con prudencia, pues la pequeña toalla se estaba perdiendo la vida por fumar.
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En episodios más recientes, se presentó nuevamente a Toallín, pero esta vez consumido por drogas de mayor calibre como el crack y la heroína, más violento y demacrado.
En los grupos de amigos en los que es habitual el consumo de la marihuana con fines recreativos, es común que a uno que otro lo tilden de “Toallín” por ser el que más le jala a esta sustancia (claro, deben haber visto South Park para entender el chiste). En la práctica, este apodo no va más allá de una chanza. Sin embargo, el mismo invita a consumir responsablemente.
Por eso aprovechamos la coyuntura de la Semana Psicoactiva de Bogotá para enlistar algunos consejos que pueden ayudarle a consumir con responsabilidad, pues entendemos que en ocasiones es más efectivo decir: “dróguese, pero con cuidado y conciba límites” que: “si se droga (…) va a terminar en las calles delinquiendo”. Vale la pena resaltar que esto aplica con mayor facilidad a sustancias que son socialmente aceptadas y que entrañan pocos riesgos.
Conozca su límite y respete el de los demás
En el imaginario colectivo se tiende a fomentar la asociación entre el consumo de drogas y el fracaso en la vida. Puede que sea un mito –no ahondaremos en ese debate- pero este enunciado tiene su argumento en los excesos. Aquí hace eco la frase de cajón: “el exceso es nocivo de salud”.
Un estudio del Cicad para la Organización de Estados Americanos señala que la mayoría de las personas del hemisferio no usa drogas ilícitas y entre quienes llegan a probarlas, sólo una fracción desarrollará patrones de dependencia”. Sin embargo, el mismo destaca que el consumo abusivo de drogas viene de la permisividad que habita entre grupos de amigos o personas cercanas y de la mediocridad de los sistemas de prevención y tratamiento, entre otros.
No existe un factor que por sí solo determine que una persona desarrolle dependencia de las drogas. Sin embargo, hay una variedad de factores de riesgo —que han sido identificados científicamente por la Organización Mundial de la Salud— que contribuyen al desarrollo de la adicción. Uno de los más importantes es la edad del primer consumo. Por ejemplo, las neurociencias han demostrado que el cerebro aún está desarrollándose en los niños y los adolescentes, de manera que el consumo de drogas durante este período puede tener consecuencias significativas en el largo plazo y que puede transmitirse a otros en cualquier tipo de escenarios.
No le ponga atención a los prejuicios políticos o ideológicos
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Jaume, en España, “la integración ritual de las drogas depende estrechamente del equilibrio cultural de una sociedad” (entiéndase la palabra ritual como la naturalización de las cosas).
Consigna el informe que la presión ideológica sobre el uso de psicoactivos en ocasiones se traduce en comportamientos desviados y en el inicio de la dependencia. Estos aspectos se presentan con mayor frecuencia en aquellos países donde la identidad cultural y la madurez política no son sólidas.
En Colombia este enunciado ya ha sido debatido e incluso el presidente Juan Manuel Santos aseguró que hay que replantear el modelo de la lucha contra la drogadicción, pues enfrentar el problema de las drogas debe surgir de un debate “despojado de prejuicios políticos e ideológicos” y estar enfocado en la atención a la salud física, mental y en la educación.
El informe de Jaume destaca que “para algunos, la droga es conocimiento, experiencia positiva; se sostiene en un ejercicio del saber y la proximidad con la mística”. A pesar de que en Colombia no hay un indicador que demuestre que el consumo de drogas se origina de estas características, este enunciado es factible si usted conoce sus límites y si el Estado cuenta con buenos sistemas de prevención.
Deje la pereza y edúquese
Un problema que viene prendido de la identidad cultural colombiana. Hay un vacío en la educación sobre prevención y tratamiento del consumo abusivo de psicoactivos, pues el colombiano no siente interés por siquiera saber sobre sus efectos (…) lo que importa es pasarla rico.
Para esto no se necesitan estudios. Solo basta con ir la zona rosa de Bogotá para darse cuenta de la cantidad de sustancias que muchos consumen sin preguntar qué contienen, o con preguntarle a un joven o a un adulto si saben de qué está compuesto un “trip”, un ácido, la marihuana o hasta el alcohol.
Por eso, si va a consumir, lo mínimo es que sepa qué se va a meter en el cuerpo para luego tomar una decisión. La web está repleta de información y de contactos para documentarse.
Respete los espacios públicos y no se mienta a sí mismo
A veces, el descaro es la descripción perfecta para algunas personas que, si bien son conscientes de que no son adictos, consumen en el lugar equivocado. Por ejemplo, si va a tomar, fumar o ingerir psicoactivos tenga en cuenta que está en su libre derecho de hacerlo, pero respete el espacio de los demás.
Ojo, esto también aplica para aquellos que en medio de una fiesta o de un espacio en el que es natural el consumo de drogas, insisten en que estas prácticas son improcedentes, antiéticas o incluso diabólicas. Si bien no cae mal un consejo, el respeto al “yo decido” debe ser mutuo.
Tampoco sea de aquellos que a punta de ‘pajazos mentales’ se miente a sí mismo diciendo que no ingiere o ha ingerido drogas. La verdad para este tipo de prácticas es saludable, pues evita conflictos y ayuda a la prevención.
Hágase un chequeo médico periódicamente
Por su salud mental y física, consulte a un especialista.