“Veremos si se logra una unión de la izquierda democrática”: Clara López

Un año antes de que Bogotá tenga nuevo alcalde las campañas políticas empiezan a alistar sus estrategias y a sus candidatos. Confidencial Colombia comienza el nuevo año con un ciclo de entrevistas a los precandidatos que ya empiezan a sonar como opciones fuertes para reemplazar a Gustavo Petro en el Palacio de Liévano. Esta vez el turno es para Clara López, candidata del Polo Democrático Alternativo.

Su paso por la Secretaría de Gobierno de la capital no le anticipaba el rol que ocuparía cuando la Procuraduría sancionó a Samuel Moreno, alcalde de Bogotá entre el 2008 y el 2011. La suspensión de Moreno hizo que López fuera nombrada en su reemplazo como parte una terna presentada ante el presidente de la República. Su papel como alcaldesa designada solo duró tres meses pero fueron suficientes para que la opinión pública se hiciera una idea de lo que sería Bogotá con una mujer como máxima autoridad administrativa. En esta ocasión Clara López quiere llegar de nuevo a la Alcaldía pero esta vez por los votos de los bogotanos que, espera, la elijan en octubre de este 2015.

Confidencial Colombia: ¿Cómo va el polo con la candidatura de este 2015?


Clara López: El Polo Democrático Alternativo viene proyectando una participación importante en las elecciones del 2015 en todo el país. Hemos convenido en el comité ejecutivo nacional que nuestra política de alianzas sigue siendo la que contiene nuestro ideario de unidad, la búsqueda de convergencias democráticas con la izquierda.

Nuestra apuesta más grande, desde luego, es la Alcaldía Mayor de Bogotá y en esa apuesta es mi nombre el que está en un lugar tan privilegiado en las encuestas; por esa razón el mio es el nombre que el Polo va a poner a consideración de la ciudadanía. Estamos en todo el proceso de convocar la asamblea distrital que es la que toma esa decisión pero juzgando por las postulaciones que vienen de todos los sectores y todas las tendencias del Polo pienso que esa va a ser la decisión del partido.

C.C: Hagamos un recuento de ese camino a la candidatura que sin duda tiene un pie en el apoyo a Juan Manuel Santos en la segunda vuelta de la elección presidencial del 2014. ¿Cómo se estructuró o como se proyectó en ese momento la posibilidad del apoyo de algunos sectores de la unidad nacional a la candidatura suya?


C.L: No hubo ningún condicionamiento, nuestro apoyo a la paz fue sin condicionamiento alguno; no se hizo buscando reciprocidades de ninguna naturaleza. Nosotros tuvimos una posición eminentemente de principios y lo he reiterado en muchos espacios, eso no fue ni siquiera una decisión política, fue una decisión de índole moral y de ahí que el Polo Democrático y su comité ejecutivo hayan entregado a toda la militancia y a sus dirigentes la libertad de conciencia para votar según el real saber y entender de cada cual.

La de votar por Santos no era una decisión fácil, sin lugar a dudas, siendo el Polo un partido que viene haciendo oposición. Ha sido un partido que no encuentra coincidencias en cómo se maneja el Estado, que no encuentra coincidencias en el modelo económico, que viene planteando la necesidad de mirar los derechos sociales desde una perspectiva de lo público. Además, el programa general del presidente Santos coincidía con el del candidato Óscar Iván Zuluaga ya que defienden exactamente los mismos postulados privatistas, defienden los tratados de libre comercio, tienen la misma concepción mental y la misma concepción de la sociedad.

Sin embargo, a pesar de lo anterior hubo algo que los apartó diametralmente, dos temas que tienen que ver con la consolidación de la paz en Colombia: el primero la continuidad de proceso de paz de La Habana y el segundo las relaciones de buena vecindad con nuestros países limítrofes. Eso fue decisivo en nuestra decisión pero yo siempre he dicho que no es algo que pueda apartase de un criterio ético de quienes defendemos la vida y quienes defendemos la solución política negociada como un imperativo ético para la sociedad.

C.C: Por esto mismo, y pasados seis meses, ¿cree posible que algunos sectores de la Unidad Nacional se acerquen a su campaña?


C.L: Yo esperaría que muchos sectores del liberalismo, muchos sectores que además han hecho vida política en la ciudad durante muchos años, en esa perspectiva autonómica que tiene la opinión pública bogotana pudieran confluir en lo que nosotros estamos casi que avanzando como un lema de campaña “Unidas y Unidos por Bogotá”.

Hay que tener en cuenta que en Bogotá no puede gobernar un solo partido, es más, el electorado bogotano en su inmensa mayoría no se siente parte de ningún partido, se sienten independientes y lo que nosotros quisiéramos buscar es un acuerdo alrededor de un programa que muestre que Bogotá puede tener un nuevo rumbo en función de lo social pero también en función de los temas que tanto preocupan a los bogotanos como la movilidad, la seguridad ciudadana.

C.C: En la contienda electoral estaría usted, Rafael Pardo, candidato de la Unidad Nacional, el candidato de los Progresistas que represente al alcalde Petro y “Pacho” Santos del Centro Democrático, posiblemente un candidato de los conservadores. ¿Coincide usted con ese panorama político?


C.L: Yo pienso que va a ver más candidaturas de las que están hoy sobre la mesa y uno no sabe si todos los que hoy están van a llegar hasta el final. El panorama todavía está gaseoso y muy abierto a cambios y por eso yo tengo el convencimiento de que ese lugar privilegiado que tengo en las encuestas viene en gran parte de la candidatura presidencial pero también viene del paso de 6 meses por la alcaldía en el año 2011 y que la gente recuerda como una alcaldía que puso la casa en orden y que generó perspectivas de futuro que son tan importantes en una ciudad como Bogotá. En una ciudad que está sumida en el pesimismo.

C.C: ¿El Polo ya salió de la crisis de Samuel Moreno, de vergüenza, de autoflagelación; la crisis que puso en duda el futuro?


C.L: Yo pienso que sí. Se ha logrado en una parte importante. Desde luego uno nunca deja atrás las responsabilidades pero a la gente se le olvida que nos tenían vaticinados que no íbamos a pasar el umbral en las elecciones del Congreso de la República, que no íbamos a tener candidatura presidencial y pudimos mostrar lo contrario.

Yo pienso que gran parte de eso se debe a todo el trabajo de equipo en el partido. Fíjese que una bancada tan pequeña siempre logra que tres de sus parlamentarios figuren dentro de los primeros cinco mejores del país, así es que creo que el partido está en una etapa no solamente de recuperación y afianzamiento si no que esta apostándole a crecer y ampliarse de una nueva forma porque lo que sí hemos visto en América Latina es que la unidad de los sectores alternativos de la sociedad puede tomar distintas formas.

Eso implicaría que deberíamos estar todos metidos en un solo partido, así es factible generar una reacción en función de objetivos inmediatos como serían la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Gobernación de Nariño o como sería llegar a un máximo de escaños en los concejos y asambleas del país. Entonces, se ha abierto una nueva perspectiva, el Polo se ha vuelto un partido alternativo que no se podría llamar partido sin la idea de ese trabajo colectivo y mancomunado de todos los sectores alternativos del país.

C.C: ¿Es decir, Samuel Moreno ya es pasado?


C.L: Pues Mancuso ya es pasado, los setenta y cinco parlamentarios de la parapolítica, de los cuales ninguno era del Polo, no están figurando hoy en la primera línea del interés político. Yo creo que es más el “recorderis” de la prensa, de los periodistas que quieren mantener viva la llama de la infamia para ver si le restan a uno posibilidades.

C.C. : ¿Que tan cerca esta Petro de usted?


C.L. : Con Gustavo Petro nosotros hemos tenido conversación. Él tiene tres candidatos a la alcaldía de Bogotá; vamos a ver si se logra una sola opción de la izquierda democrática que sería algo muy interesante, pero él es muy inescrutable y hasta contradictorio.

Lo que sí es cierto es que existe una continuidad del proyecto de ciudad como por ejemplo el mínimo vital de agua que es icónico en la inclusión social de los sectores excluidos de la sociedad. Eso inició en el corto gobierno que tuve en el 2011 y fue continuado y expandido por Petro, lo propio con los estudios del metro.

Así pues, hay unos temas en los que va a haber una continuidad de construir sobre lo construido. Yo pienso que tiene que ser la regla a futuro pero no quedarse ahí porque Bogotá tiene que empezar a pensar en grande y en el largo plazo y los planes de desarrollo de cuatro años no alcanzan. Pienso que tenemos que poner a la ciudad a mirar hacia sus quinientos años que se cumplen en 2038; eso no esta tan lejos y tenemos que empezar a prepararnos desde ahora, reconstruyendo la memoria con patrimonio histórico y perfilando todos esos iconos de ciudad que necesitamos para convertirlos en una ciudad región competitiva a nivel global.

Uno ve sobre la calle 26 el equivalente de la ciudad del conocimiento en Bogotá y para eso hay que tomar acciones. Uno debe perfilar el occidente y el sur teniendo toda la perspectiva de integrar a la ciudad del conocimiento con todo lo que tiene que ver con los avances en el servicio de salud. Así es que Bogotá puede ser una gran sorpresa, pero hay que planearla no a cuatro sino a 25 años para llegar al 2038 y mirar ciudad con un sentimiento de perspectiva a futuro.


C.C: ¿Qué reflexión le genera esa narración según la cual la izquierda acabó con la ciudad y no merece una nueva oportunidad para gobernar. Una narración que mete a toda la izquierda en un solo costal y que se acepta como verdad en ciertos sectores?


C.L: En esto yo me atrevería a plantear es una historia parcializada. Bogotá pasó entre el 2003 y el 2011, periodo de tiempo en el que las encuestas de pobreza multidimensional muestran que en los 8 años de los gobiernos del Polo pasamos de una tasa de pobreza del 30% al 11%. Yo me atrevería a decir que esa reducción en ese espacio de tiempo es de las más altas registradas en cualquier parte.

A unos sectores no les gusta la perspectiva de la izquierda. El presupuesto de la ciudad cambió de fisonomía. Cuando nosotros llegamos, la mitad del presupuesto se destinaba a la inversión y el grueso de esa inversión a infraestructura. Nosotros llegamos al 70% de inversión social.

El problema es que esas cosas no se inauguran; la gratuidad en los colegios del Distrito que son un millón de muchachos hasta el grado 11, eso no lo inaugura nadie. Gracias a la política alimentaria el promedio de los muchachos crecieron una talla en promedio porque pasamos de entregar palitos con olor a queso a entregar comidas calientes y refrigerios diseñados para apoyar la nutrición y la seguridad alimentaria de los niños y de los jóvenes. Entonces esas cosas tal vez no las perciben los que hacen esa crítica.

C.C: ¿Qué tanto tienen que ver los grandes medios en ese malestar?


C.L: Yo creo que hay siempre la discusión entre la realidad y la percepción pero el mal ejemplo cunde. Lo que usted señala es parte de esa discusión pero también hay que tener en cuenta lo que eso implica. Por ejemplo, tuvieron que aplicar la gratuidad de los colegios a nivel nacional, tuvieron que adoptar la lista de vacunas que aplicaba el Distrito contra el rotavirus y contra el neumococo. Todo eso empezó aquí en Bogotá con una bandera de inclusión y eso es bueno donde tenga repercusión a nivel nacional.

Uno de los grandes problemas del país sigue siendo la desigualdad por eso es que uno plantea que tenemos que meterle muy duro a la movilidad física, a la movilidad del transporte que tiene desesperada a la gente, esto tiene que ir de la mano de la movilidad social para poder consolidar a Bogotá como una ciudad de clase media.

Eso es lo que dicen esas cifras de pobreza, lo que pasa es que el símbolo de la clase media en el mundo entero es el carro, entonces nosotros tenemos un problema de movilidad bien grande. Pero el tema no es solamente de incapacidad es también un reflejo externo de la movilidad social de los bogotanos que la tenemos que consolidar y que tenemos que generar, como se está planteando con la construcción del metro, la construcción y la extensión de la avenida Boyacá.

Además, tenemos que ofrecer mejores condiciones de movilidad haciendo un enorme esfuerzo para acabar con esos cráteres que se acumulan. A eso hay que sumarle el mantenimiento de la infraestructura porque sí se ha ampliado la infraestructura pero no se ha mantenido. Estoy hablando no de estos últimos gobiernos, sino desde hace muchos años, desde que se inició el Transmilenio y se creó la sobretasa de la gasolina no habido recursos suficientes destinados al a ese sistema de transporte; no ha habido recursos suficientes para tapar los huecos. Tenemos que encontrar los mecanismos y esos están disponibles y los tenemos es que aplicar de una manera inteligente y con una buena priorización.


C.C: La veo muy cercana a Petro en la visión de ciudad. Ante la posibilidad de unirse al alcalde en las próximas elecciones, ¿Le preocupan en algo las versiones de medios sobre posibles actos de corrupción de la familia del alcalde?


CL: Mire, yo le quiero decir una cosa. El tema de la corrupción es un tema al que tenemos que meterle el diente todos porque está corrompiendo la sociedad entera en todas partes. No es suficiente ser honesto, uno tiene que velar porque los que lo rodean sean honestos y pienso que una manera de hacerlo es creando una especie de equipo de muy altísimo nivel, con el apoyo de la academia dependiente o no dependiente dentro del despacho mismo de la primera autoridad.

No solamente en Bogotá, sino en todas partes, pero gente apreciada y reconocida por su transparencia en la sociedad, que estén ahí con el oído atento porque es muy difícil distinguir entre el chisme malintencionado de la realidad de la corrupción y aquí únicamente se investiga a los enemigos políticos.

A mi sí me parece que tenemos que hacer un esfuerzo mancomunado todos y tener a ese equipo como la conciencia presente en la administración. Que cada riesgo de corrupción sea oportunamente tratado con la sanción pertinente y se logre enderezar preventivamente en todos los procesos administrativos y licitatorios con el apoyo de la Procuraduría, de la Contraloría, de la Fiscalía y de la academia siempre pidiendo su ayuda en esos menesteres.


C.C: ¿Qué necesita Bogotá?


C.L: Bogotá necesita una mujer. Las mujeres estamos empoderadas, vamos a querer llegar a los sitios donde se toman las decisiones para poner orden, poner un poco de disciplina que se necesita mucha. Además, se necesita mucha solidaridad con mucho cuidado, con mucha protección pero también con mucha transparencia y yo creo que eso es lo que necesita la capital de la República.

C.C: ¿Es una decisión sensata de los bogotanos pensar en Clara López para la alcaldía?


C.L: Pues a uno no le gusta hablar de uno mismo pero yo convoco a los bogotanos a que me apoyen y especialmente a las bogotanas porque ya les di una demostración de lo que puedo hacer. Eso no es una promesa, eso es algo que se puede constatar y entré con el 18% de favorabilidad en las encuestas de Gallup, que son las que llevan más larga trayectoria en la ciudad, el nivel más bajo de alcalde alguno en la historia y salí con el 72% de favorabilidad, el más alto de alcalde alguno en esa historia y creo que uno lo que tiene es que hablar desde los hechos.

C.C: Como meter a Bogotá en la campaña para apoyar el proceso de paz? porque ese va hacer uno de los ejes de la campaña.


C.L: Lo que pasa en Bogotá pasa en todo el país, es como tener puesto el reflector. En Bogotá la construcción de paz, convivencia y reconciliación empezamos a hacerla desde cuando yo fui secretaria de Gobierno. Yo incorporé en el plan de desarrollo el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación. Este empezó a operar en el año 2008 de manera virtual. La construcción del centro como tal tuvo unas demoras porque encontramos una riqueza arqueológica inmensa en el lugar, que fue adecuadamente estudiada por la Universidad Nacional. Luego de esto fue inaugurado en el 2012 y ha sido el centro de atención que tiene que ver con las victimas.