Es frecuente ver que en situaciones de austeridad se implementan nuevas formas de ahorrar o reducir costos y esto ocurre a todas las escalas, ya sean territoriales, empresariales o familiares. La crisis es un acelerador de la innovación, nos obliga a adaptarnos o correr el riesgo de desaparecer. Un ejemplo de ello es la pandemia que aceleró la transformación digital a nivel global. En el caso de la economía circular también suele suceder, muchas empresas resultan adoptándola para reducir sobrecostos o ante la escasez de algún insumo o incrementos elevados en los precios de las materias primas.
Esta situación de escasez de materiales ocurre actualmente con el acero hay una sobredemanda de aceros en China, son en este momento el principal importador a nivel mundial de acero, esto ha generado escasez de este material en otros países lo que conlleva de manera inmediata a alzas de precios. Ha sido tan fuerte el fenómeno que se han presentado retrasos en algunos proyectos de construcción, muchos proyectos han tenido que rediseñar elementos estructurales para reducir el consumo de aceros mediante concretos de ultra alto desempeño o fibras, y en el caso de la chatarra, ha alcanzado precios nunca vistos.
Ante la escasez de un material, los precios se disparan automáticamente, pero ¿qué tal si nos anticipamos al riesgo? La forma como la economía circular se anticipa al riesgo es mediante sus estrategias para extender la vida útil de los productos, de esta manera, se reduce la necesidad de materias primas porque no necesitamos reemplazar 10 veces un objeto. Mediante el ecodiseño, se logra que ese mismo objeto sea más durable y de cara al medio ambiente no se genera el impacto de 10 objetos sino el de uno más durable. También es necesario el reciclaje efectivo de los objetos que ya no pueden ser remanufacturados, reparados o restaurados y finalizan su vida útil.
Lo cierto es que nos enfrentamos a una situación compleja: tenemos una población mundial creciente, que demanda más recursos y energía que generaciones anteriores, y que genera más residuos. Esto significa que cada día se ejerce más presión sobre el planeta porque se necesitan mas alimentos, materias primas, combustibles, energía, agua, minerales y se requiere seguir explotando minerales para suplir las necesidades del mercado. Mientras esto ocurre, las reservas de minerales se van agotando. En este caso lo correcto sería reintegrar a la cadena esos metales que están en desuso pero que son útiles para otros sectores. Es claro que solo con el reciclaje de metales no se abastece la totalidad de la demanda, pero si parte de ella lo que reduce la explotación minera.
Los metales son recursos naturales no renovables y son materiales importantes en la economía circular porque se consideran ciclables, es decir, permiten infinitos ciclos de reciclaje y mantienen sus propiedades en el proceso, el motivo por el cual no se reciclan eficientemente es porque no hay una buena separación de residuos en la fuente, muchas personas arrojan metales a la basura porque desconocen la importancia de reciclarlos y con la obsolescencia programada, usamos aparatos eléctricos o electrónicos que se descartan fácilmente. Esto hace que el uso de metales sea ineficiente, muchos juguetes y artículos obsoletos desafortunadamente terminan en el relleno sanitario. No tiene mucho sentido que mientras hay escasez de metales, diariamente lleguen toneladas de metales al relleno sanitario como basura.
Este ejemplo ilustra la situación del acero y los metales en general. Es indispensable modificar los patrones actuales de consumo porque de no hacerlo, se empezaría a presentar esta escasez con otros metales o insumos.
Muchos de los metales presentes en los aparatos electrónicos proceden de la explotación de tierras raras y actualmente su demanda a nivel mundial es exponencial, pero estos son recursos naturales no renovables. Urge la implementación de modelos de negocio y de producción circulares que permitan un comportamiento más eficiente en ambos lados de la ecuación: cliente y productor.
Se necesita que las empresas empiecen a adoptar las estrategias que promueve la economía circular, tales como producto como servicio, reparación, mantenimiento, plataformas de uso compartido y esto va de la mano de la innovación. Estas estrategias permiten que con menos recursos naturales se logren atender las demandas del mercado, es una forma diferente de visualizar el crecimiento económico.
Desde la perspectiva circular no existen los residuos porque son vistos como recursos, y antes de que algo sea considerado residuo, ya se ha sacado el máximo provecho del material o recurso. Esto nos lleva a mirar los residuos con otra óptica, el relleno sanitario y las escombreras son fuente de abastecimiento de materias primas o energía. No es necesario llegar a escenarios extremos de escasez para adoptar la economía circular, hacerlo por convicción, permitirá que las empresas estén mejor preparadas para momentos de crisis porque ya han rediseñado las cadenas de valor, se están anticipando al riesgo y están viendo como sus productos al finalizar la vida útil pueden ser reintegrados mediante planes de responsabilidad extendida al productor entonces tienen la oportunidad de recuperar las materias primas de sus productos.
Por otra parte, se necesitan consumidores circulares, que sepan valorar los productos realmente sostenibles y que asuman un rol activo en la reducción del consumo de recursos y la generación de residuos. Cada vez más consumidores leen y comparan los atributos de lo que consumen, pero se necesita educar el consumidor para que asuma un rol activo en la cadena. Suena ambicioso, pero es posible.
Si se conjugan las acciones previamente expuestas, se lograría reducir la necesidad de materias primas vírgenes. Muchas de las empresas que han sabido identificar estas oportunidades y las han implementado, han logrado grandes beneficios en términos de ahorros, mitigar riesgos de desabastecimiento, reputación, fidelización de clientes.
La pandemia generó una crisis a nivel global, los efectos en las economías, los empleos, incluso en la salud mental, fueron bastante drásticos. En contraste de ello, expertos aseguran que el efecto de una crisis ocasionada por el cambio climático puede ser aún más devastadora que la pandemia. El cambio climático puede poner en riesgo la producción de alimentos, la supervivencia de muchas especies, el abastecimiento de agua e incluso la vida humana, especialmente en las regiones más vulnerables. Es importante ser conscientes de ello y saber que la economía circular tiene el potencial de mitigar el 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero lo que constituye una motivación adicional para implementarla. De la misma forma, quienes adopten de manera temprana la economía circular, podrán anticiparse a riesgos de desabastecimiento y tendrán menores afectaciones a lo largo de sus cadenas de valor.
¿Como evitar la crisis ambiental? Haciendo uso eficiente de los recursos naturales, protegiendo los ecosistemas. Esto no nos garantiza que no se presente, pero al menos se mitigarán los impactos, y si adoptamos la economía circular, estaremos mejor preparados para enfrentarla.