Esta semana se conoció la noticia de que el ministro de defensa Iván Velásquez sería requerido por la fiscalía guatemalteca por hechos relacionados con su trabajo como parte de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala; esta información generó opiniones a favor y en contra, pero también puso de manifiesto el invaluable trabajo que a lo largo de su vida ha realizado el ministro contra la corrupción.
Para entender lo que sucedió e incluso las diferentes reacciones que tuvo la noticia, primero me gustaría hacer un breve resumen de su valioso trabajo en Colombia. Velásquez trabajó para la Fiscalía en Medellín y posteriormente se desempeñó como juez auxiliar de la Corte Suprema de Justicia donde se hizo conocido como el “magistrado estrella” del escándalo de la parapolítica en Colombia, pues lideró durante seis años las pesquisas que derivaron en la condena de decenas de políticos por su relación con grupos paramilitares. Entre ellos, un primo del ex presidente Álvaro Uribe.
Ahora bien, según informó la Fiscalía de Guatemala se ha iniciado un proceso legal contra el ministro de defensa, Iván Velásquez, por su supuesto rol en el entramado de corrupción de Odebrecht en ese país. Sin embargo, el fiscal Curruchiche ha sido enfático en decir que no tiene pruebas que lo vinculen con haber recibido sobornos y en cambio, si existe información que demuestra que todos los acuerdos de colaboración que realizó Velásquez fueron avalados por un juez competente, como debía ser.
En el marco del derecho internacional, el trabajo que él desempeñaba era lo que se conoce como un amigable componedor, es decir, su rol era el de un tercero que buscaba consenso de forma imparcial pero no tenía la última palabra. Es por ello, que finalmente los acuerdos se realizaban a través de un juez. Otro punto que quizás olvida el fiscal de Guatemala es que, en el acuerdo de cooperación entre Naciones Unidas y Guatemala para la creación de la CICIG, quedó perfectamente claro que los miembros de la comisión cuentan con inmunidad durante e incluso después de finalizado su trabajo.
Lo sucedido con el ministro es muestra de la persecución que hoy viven quienes integraron la comisión. Actualmente, están en exilio más de 30 operadores judiciales que trabajaron en procesos contra la corrupción en Guatemala, algunos otros permanecen en el país y responden por procesos penales que ciudadanos, prensa e incluso observadores internacionales califican como montajes.
Reitero todo mi respaldo al ministro Iván Velásquez, por su impecable trayectoria, por su compromiso con la seguridad humana y por su invaluable lucha contra la corrupción; sus resultados lo preceden, el trabajo que está desarrollando en la cartera de defensa es muy bueno, pero sobre todo respaldo al gran ser humano que es. Adelante siempre ministro llevar las banderas que durante su vida ha izado no es fácil, pero son necesarias y más en esta época en la que soplan vientos de cambio.
Alejandro Toro