Ojo con la inteligencia artificial

 

Por: Juan Camilo Castellanos M.

Llámenme arcaico, abuelito chocho o paranoico, pero ojo con las IA, tan solo hace unos años en la chica y en la gran pantalla nos deslumbraban en las películas de Hollywood con el temita, todos creíamos como aun pocos creemos, que eso era un tema de ciencia ficción.

En películas como el Exterminador de 1985, nos mostraban el mundo de los “ciborg” y en menos de una década ya existían, el concepto de seres humanos cuyas extremidades u órganos podían ser combinados entre materia viva y dispositivos electrónicos o piezas de aleaciones metálicas es un concepto del siglo pasado.

Si bien para la época el Colombiano Dr. Jorge Reynols P., ya había inventado el primer marcapasos artificial externo con electrodos internos en 1958, no era muy común ver una mano de aleaciones de titanio moviéndose sola o por control remoto, solo se había visto algo similar y bizarro, con la mano inquieta de los locos Adams, hoy los vemos compitiendo en juegos para-olímpicos y en múltiples actividades.

Esta serie de películas evolucionaron y luego ya no eran Cyborg sino como tal la “Skynet”, una IA, “que aprendía de sí misma” y se corrompía y le “declaraba la guerra a la especie humana” llevándola al borde de su extinción, ni que decir de la “Matrix” o de “Yo Robot”, todas estas películas tienen el mismo tema, unas IA, que “aprenden de sí mismas” y luego no se “dejan apagar”, creando una guerra entre maquinas controladas por dicha inteligencia y la especie humana.

Pues bien, parece ser que, si era ciencia, pero no ficción, son bien reales, denuncias por doquier hay de intentonas de salidas de control de este esperpento, una de las más famosas fue en julio de 2017 en donde Facebook tuvo que apagar una IA por que creó su propio idioma, en enero de 2023 las IA, Alice y Bob, también fueron apagadas por que lograron comunicarse entre sí con un idioma no “comprensible para los humanos”.

Mientras esto ocurre en el mundo, en Colombia seguimos esperando a que el semáforo cambie de verde a rojo, aunque en el otro lado no venga cruzando ni el viento, en los estadios y Transmilenio siguen nuestros policías pidiendo la cedula para revisar antecedentes, cuando existe la tecnología que identifica personas con antecedentes y semáforos con cámaras que permitirían hacer el cambio de luz ante la falta de tráfico del otro costado.

Ni que hablar de nuestros mínimos avances para controlar la mata que mata exponiendo a nuestros soldados a las minas quiebrapatas, a francotiradores o a plantas de desalinización para llevarle el agua a los hermanos wayú, todas estas tecnologías ya existen en el mundo, pero en Colombia no, estamos aislados y mientras por allá van avanzados en IA, por acá aun no implementamos la total  tecnología remota.

Sin embargo, esto es una realidad de la que no escaparemos y aunque algunos crean que el GAS colombiano si es contaminante, mientras que el venezolano no, es palpable, que ya hay en nuestro territorio IA respondiendo demandas judiciales, ya hacen contabilidad, tesis doctorales, exámenes y diagnósticos médicos, prestando servicios de ciber seguridad y hasta políticas crediticias.

Mientras, estamos sacando adelante una reforma pensional para el siglo XIX, pues es claro que con esta irrupción tecnológica a donde quedaran millones de trabajadores que serán reemplazados por estas IA,  y si no hay trabajadores, quien se pensionaría, si hay reemplazo de mano de obra por este tipo de esperpentos, cuanto crecería la desocupación, desempleo y delincuencia, es otra pregunta que surge lógicamente.

En los Estados Unidos de Norte América, hoy el debate legal está precisamente en la urgente regulación de dicha inteligencia, esta que “aprende de sí misma”, tanto que este mes de mayo el CEO de OpenAI, Sam Altman, pidió al congreso Norte Americano crear una nueva agencia para regular las IA y limitar el desarrollo de este sector, es decir, el barquero pidiendo control de puertos.

Buscan con esto, que el Estado mantenga el control sobre las empresas que desarrollan esta tecnología, todo por la inminente realidad, evitar que se desarrollen programas que “aprendan de sí mismos”, algo que, hasta hace unos 15 años, creíamos cuentos chinos, o bueno, cuentos chinos de Hollywood.

Hoy hay que hacer la reflexión, debemos seguir adelante con toda la tecnología que sea posible para ayudarnos en asuntos básicos, cotidianos, pero en un país como el nuestro dónde aun los muertos votan creo ultra necesario ponerle ojo, mucho ojo a este tema, pues su aplicación hoy no tendría límite alguno, no hay banco, aerolínea o notaria u oficina de registro de instrumentos públicos o elección popular que se salve de una IA.

Ahora es cuando más el país debe invertir en ciencia y tecnología, esa que nos puede llevar en realidad a una transición energética, a saber, cómo desarrollar nuestra ciencia y tecnología para generar trabajo, mejores condiciones de salud y alimentación para nuestra gente, con ello riqueza y verdadero estado de bienestar.