Con gozo y mucha ilusión, quiero anunciar que hemos recibido el aval del Verde para seguir, junto a ustedes, defendiendo este proyecto de ciudad cuyo corazón son los derechos y el trabajo colectivo que se teje a través del diálogo.
Durante estos tres años y medio como Concejal de Bogotá, hemos defendido los compromisos que ustedes nos confiaron y los principios centrales del Partido Verde: que el derecho a la vida es inviolable, que los recursos públicos son sagrados, la transformación de los conflictos en espacios de construcción, y que el desarrollo es el crecimiento ordenado alrededor del agua, la vida y el cuidado del medio ambiente.
En primer lugar, sin vacilar, hemos luchado por defender la vida, por cuidarla, por alzar la voz cuando han pretendido negarla y apagarla. Así lo hicimos cuando durante el Paro Nacional, la vida de los jóvenes fue maltratada por un Estado que los torturó, que los desapareció, que los asesinó, y que pretendió, sin éxito, ocultar sus excesos.
Denunciamos cuando en un CAI de San Mateo (Soacha) se encendió una “hoguera humana” que apagó nueve vidas que podían salvarse. Demostramos que el Portal de las Américas fue utilizado para torturar a quienes ejercían el derecho a la protesta. Y construimos un informe sobre la violación masiva de DDHH que sirvió como insumo para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Por último, demandamos junto al hoy Ministro de Defensa, los traslados por protección del Código de Policía, logrando limitar su alcance; junto a la Campaña Defender la Libertad, coadyudamos una demanda que demostró que la violencia contra la movilización fue sistemática y obligó al ESMAD a modificar sus protocolos e intervenciones.
En segundo lugar, el esfuerzo colectivo y la solidaridad como valor central en la construcción de ciudad se reflejan en la defensa de los recursos públicos como recursos sagrados. Este es otro de los principios que orientaron nuestra labor, cuando denunciamos al entonces presidente de la ETB, quien privilegió los atajos sobre el interés público y cuando demandamos la elección del entonces directivo de la CAR Luis Carlos Motta. En ambos casos incidimos para que ambos personajes no siguieran liderando Instituciones tan importantes para Bogotá.
En tercer lugar, la ciudad que merecemos y soñamos es una que crezca cuidando la vida, que proteja la biodiversidad, que valore el agua como su mayor riqueza. Luchar por ese proyecto común nos ha llevado a defender la depredación de humedales como El Tibabuyes de los intereses de quienes sueñan con una ciudad donde el agua permanezca enterrada debajo de carreteras y edificios, considerando que sepultar la vida bajo toneladas de cemento es progreso.
Nuestra ciudad entra en un debate sobre la profundización de dos modelos. Uno donde avanzar es cementar, donde la democracia se reduce a las decisiones que se toman a puertas cerradas, donde los más poderosos imponen sus intereses, donde alzar la voz es arriesgar la vida, donde la desigualdad crece al ritmo del cemento que la inunda. Y otro, que busca poner al agua en el centro como ordenadora del crecimiento, en el que la vida es inviolable y para el cual imaginar es la base para tejer un lenguaje común que erradique la desigualdad y nos permita comprender que todos debemos poner para ganar.
Esta es la oportunidad de avanzar en la construcción de esta ciudad, de una Bogotá que nos inspire, que nos enorgullezca, que reconozca el valor de las voces diversas, que entienda que sólo avanzamos cuando nadie se queda atrás. Cuenten con que doblaremos nuestros esfuerzos para seguir defendiendo los propósitos que nos unen, cuenten con que jamás entregaremos las banderas que hemos levantado juntos.
Este esfuerzo es el que le da sentido a la política y debe ser colectivo. Sólo con ustedes, sólo caminando juntos, sólo sumando nuestras ideas, nuestros pasos y nuestras voces, seremos capaces de derrotar a quienes cuentan con chequeras grandes y sueños cortos.
Daremos esta nueva lucha como las hemos dado todas: con convicción, con independencia, con valentía y con alegría, esa que no han podido arrebatarnos. Estamos listos para defender los sueños que compartimos y sé que con ustedes y sólo con ustedes, saldremos victoriosos.