Las fuentes de la crisis en el sector de la construcción de vivienda provienen de varios frentes como lo han explicado los analistas (Casas en el Aire, EL Tiempo, 2023 y varios más). Uno tiene que ver con las tasas de intereses que subieron al ritmo de la inflación y de la reacción del Banco de la República subiendo su tasa de referencia, otro de la desaceleración de la economía que trae consecuencias en el empleo, otro proviene de las medidas que tomó el Gobierno en torno a los subsidios, o de la inflación específica de los materiales de construcción y al menos otro que habla sobre el pesimismo que invade a los ciudadanos cuando se presentan temporadas de malas calificaciones de los gobiernos.
53.3% de caída de la construcción en el primer semestre (Camacol entrevistado en La República, 2023), que es el doliente por ser el gremio de los constructores de vivienda, es alarmante y preocupa aún más por su encadenamiento de varios sectores, en especial la mano de obra no calificada y los materiales de la construcción.
Seguramente una parte importante de la causa, si no la más importante, tiene que ver con las medidas que tomó el Gobierno en el pasado abril con el Decreto 490 de 2023 en donde quita el precio de la vivienda como determinante en los subsidios y se establece la clasificación socioeconómica del SISBEN IV y se configura un sistema de puntajes para orientarlos hacia los hogares y municipios con necesidades mayores. Y se ha amplificado por la coyuntura de las tasas de interés, aunque manejable por el mismo Gobierno a través del mismo sistema de subsidios (a la tasa), los mayores costos de los materiales (que suben por la causas publicitadas pero no bajan cuando empiezan a desaparecer esas causas, y se convierte en especulación) y de pronto algo, aunque difícil de creer en los estratos a los que se dirigen los subsidios, por la opinión pesimista frente al Gobierno. Sin embargo, Camacol lo que resiente es la demora del Gobierno en reaccionar (La República, 2023).
En un artículo de noviembre del 2022 titulado “Subsidio VIS para clases altas” (ConfidencialColombia, 2023) di cuenta de la forma mañosa que hacían las constructoras para desviar subsidios para la Vivienda de Interés Social -VIS- a las clases que no lo necesitaban, estratos 5 y 6, con el esquema de renovación urbana, una especie de esguince para poder hacer el desvío. Todo legal, pero trampa al propósito del subsidio. Bueno, casi todo. Revisando el mecanismo de un contrato adicional para terminar el apartamento que ofrecían al límite de lo establecido en la norma quedaron muchas dudas de que eso fuera no solo tramposo sino también ilegal. La norma (Decreto 1077 de 2015 que estaba vigente el año pasado) decía que “Todos los valores contenidos en los contratos adicionales que se suscriban por parte del vendedor y los beneficiarios formarán parte del valor final de la vivienda” para efectos del cálculo del tope máximo, detalle que no se cumplía en los casos visitados. La información encontrada para el artículo citado mostraba que durante el año anterior (2021) el 70% de los recursos para subsidios que debieran haber beneficiado a las clases pobres, se había destinado a estratos 5 y 6 por este mecanismo. Había que hacer el ajuste corrigiendo esta injusticia, y desde luego hay que celebrarlo.
Pero trae también un cambio en los trámites que se deben hacer; en palabras de un potencial beneficiario “le pone muchas trabas a la compra de la vivienda” (CityTV, 2023) que hace más lento el proceso, lo cual también ha sido una causa para la crisis. Camacol dice que el 40% de los hogares no están clasificados en el SISBÉN lo que dificultará el trámite y habría que esperar para que logren hacer el proceso correspondiente, lo que ocasionaría un lento retorno a la mecánica que se llevaba, que prácticamente no tenía trámites (Portafolio, 2023)
Aún así, hay optimismo en el sector. La adición al Presupuesto General de la Nación por $1 billón para asegurar 75,000 subsidios (Ley 2299 de 2023) moviliza los recursos necesarios y la ministra Velasco dice que se va a pasar de 33,000 subsidios anuales que en promedio se lograron entre 2018 y 2020 a 50,000 entre 2023 a 2026 (MinVivienda, 2023). Y los empresarios, a través Camacol también se sienten optimistas (Camacol, 2023) aunque advierten que hay que disponer de mayores recursos porque la adición presupuestal no va a alcanzar. Hay que desear que salgan adelante los compradores y beneficiarios de los subsidios, que a los constructores les vaya bien en el proceso, que la economía repunte con este sector y que al Gobierno le funcione bien el ajuste para asegurar que los subsidios lleguen los necesitados y cierre la posibilidad de que injustamente vayan a engrosar las arcas de los que no los requieren. Este tipo de asuntos es necesario revisarlos en todos los sectores y hacer los ajustes que toquen.
Rafael Fonseca Zárate
@refonsecaz