En la V Cumbre de Sostenibilidad, expertos resaltaron el trabajo que realiza el país en materia de transición energética. Durante el conversatorio ‘Energías renovables, motor para la transición energética’, los panelistas coincidieron en la necesidad de que el Gobierno nacional avance en el cumplimiento de las metas y políticas públicas que proyectan el desarrollo sostenible del país.
De cara a la realidad que, en materia de cambio climático, fuentes de energía y transición energética enfrenta el mundo, cuatro expertos panelistas se dieron cita en la V Cumbre de Sostenibilidad desarrollada por la Revista Semana, para debatir sobre el futuro de la transición y las energías renovables en Colombia.
Eduardo Uribe, director de Sostenibilidad del Grupo Energía Bogotá, lideró la conversación en torno a cómo la Estrategia de Sostenibilidad de la compañía, enmarcada en el objetivo superior de mejorar vidas con energía sostenible y competitiva, se ha adaptado a un entorno global que en temas geopolíticos y de cambio climático hace necesario que el negocio de la energía tenga en el centro de su razón de ser la sostenibilidad.
“No podemos pensar en competir hacia el futuro si no somos sostenibles o no buscamos contribuir a la sostenibilidad de los países o las regiones donde hacemos presencia. Nuestro negocio es el compromiso con la transición energética y por supuesto esta tiene unos ritmos razonables, debe ser económicamente eficiente, justa y asegurar que no genere problemas de inequidad social, ni reacciones sociales extremas. Tenemos claro que, si no somos sostenibles, nos van a sacar del juego, no tendríamos un futuro muy largo”, explicó Uribe.
Transición energética
A su paso, Gian Paolo Daguer, gerente de Sostenibilidad de Enel, socio del GEB, precisó que la agenda de la transición energética en Colombia se viene desarrollando desde hace más de siete años con importantes resultados para el país.
“Somos un país afortunado porque tenemos diversas fuentes de energía, tenemos agua, viento, sol, gas y eso nos permite identificar y garantizar la eficiencia y la cobertura que se requieren en el país. Esa diversificación de la matriz energética permite que Colombia también pueda contribuir a que sigamos siendo un gran actor no solo nacional sino regional en la transición energética”, precisó Daguer.
Para ello, dijo el gerente de Sostenibilidad de Enel, hay temas que deben avanzar de la mano del Gobierno nacional, como el de la interconexión eléctrica con otros países “para que la transición energética no solo sea aprovechar los recursos que afortunadamente tenemos, sino para que pueda ser parte de la transición de los países vecinos”, y el de la electrificación de la matriz energética colombiana.
Equidad social
“El tránsito a una matriz energética más limpia debe ser prudente y machar a un ritmo seguro, de hecho, una de las ocupaciones importantes del Gobierno entrante es la equidad social y ese es un objetivo que la mayoría de los colombianos creemos necesario. Sin embargo, una transición energética que no se haga con cuidado y con todos los recursos disponibles, puede resultar inequitativa, atentar contra la inequidad social y generar un gran descontento. Por eso, en un contexto en el que hay gran expectativa por contribuir a la equidad social, el ritmo de la transición energética resulta totalmente relevante”, indicó el representante del GEB.
Al término del conversatorio ‘Energías renovables, motor para la transición energética’, los presentes ratificaron su compromiso de seguir aportando al desarrollo y bienestar del país desde el aprovechamiento social y eficiente de los recursos existentes.
“Hay que acelerar los proyectos solares, eólicos, como se está haciendo, pero el Gobierno y la sociedad no pueden renunciar a la utilización de otros energéticos, que, por razones técnicas, de respaldo y demás son importantes y contribuyen a la conformación de una canasta energética socialmente eficiente y aceptable. La transición es una necesidad, pero si no se hace bien implica riesgos sociales muy grandes y tal vez el más grande es que los estratos sociales menos favorecidos terminen pagando costos más altos y eso traería consecuencias muy graves, sobre todo para un gobierno que está preocupado por la equidad”, concluyó Eduardo Uribe.