Un nuevo inventario de todas las fuentes de exceso de calor en la Tierra revela que el desequilibrio de energía del planeta es la métrica más eficaz para medir tamaño y efectos del cambio climático
En un nuevo estudio publicado en el primer número de Environmental Research: Climate, el académico del NCAR (National Center of Atmospheric Research) Kevin Trenberth lideró un equipo que estudió los cambios de energía de la atmósfera, el océano, la tierra y el hielo como componentes del sistema climático desde 2000 hasta 2019 y los comparó con la radiación en la parte superior de la atmósfera de la Tierra para encontrar el desequilibrio.
“El desequilibrio de energía neta se calcula observando cuánto calor se absorbe del Sol y cuánto se puede irradiar de regreso al espacio”, explica Trenberth. “Todavía no es posible medir el desequilibrio directamente, la única forma práctica de estimarlo es a través de un inventario de los cambios en la energía”.
Comprender la ganancia neta de energía del sistema climático desde todos los orígenes, cuánta energía adicional hay y dónde se redistribuye en el sistema terrestre es vital para informar y, por lo tanto, abordar la crisis climática. Anteriormente, el enfoque de la investigación climática ha sido el aumento de la temperatura media global en la superficie de la Tierra. Sin embargo, este es solo uno de los resultados del desequilibrio total de energía que enfrenta la Tierra.
El exceso de energía afecta los sistemas meteorológicos, aumentando directamente el número o la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como fuertes lluvias e inundaciones, huracanes, sequías, olas de calor e incendios forestales. Los eventos meteorológicos mueven la energía y ayudan al sistema climático a deshacerse de la energía al irradiarla al espacio, lo que también afecta el aumento de la temperatura a nivel mundial. El estudio reveló además que el 93% del calor adicional del desequilibrio termina en los océanos de la Tierra, lo que aumenta su temperatura general y el nivel del mar, lo que resultó en que 2021 sea el océano global más cálido registrado hasta la fecha.
“Modelar el desequilibrio energético de la Tierra es un desafío, y las observaciones relevantes y su síntesis necesitan mejoras. Comprender cómo se distribuyen todas las formas de energía en todo el mundo y cómo se secuestran o irradian de vuelta al espacio nos dará una mejor comprensión de nuestro futuro”, agrega el científico climático Lijing Cheng, coautor del estudio.