Vigilancia de la CAR Cundinamarca para evitar la extracción de musgo

Profesionales de la dirección regional Bogotá- La Calera de la CAR, en conjunto con la Secretaría Distrital de Ambiente y la Policía de Carabineros realizan operativos para verificar la posible extracción de musgos, líquenes y otras coberturas de páramo, incluyendo bromelias y orquídeas en el páramo de Cruz Verde, que han dado como resultado la identificación de segmentos con señales de arranque y destrucción de la flora.

“Se trata de una infracción que pone en riesgo el equilibrio y la biodiversidad de las zonas de recarga hídrica, justo en momentos en que el centro de país afronta uno de los años más críticos por desabastecimiento”, afirmó la directora regional Bogotá – La Calera de la CAR, Sandra Santafé, quien aclaró que, si bien hasta la fecha no se ha logrado identificar algún infractor, las autoridades permanecerán alerta para intervenir e iniciar los procesos sancionatorios a que haya lugar y realizar el decomiso del material su fuere el caso.

Cabe recordar que el musgo, considerado por la botánica como “la piel del bosque y del páramo”, desempeñan un papel fundamental en la naturaleza pues sus estructuras absorben la niebla y la lluvia como una esponja formando una especie de “colchones” para la alimentación de fuentes hídricas y la regulación de las corrientes, ya que pueden retener hasta 20 veces su peso.

Así mismo, los musgos son hábitat de múltiples microorganismos por lo que contribuyen a estabilizar la biodiversidad del suelo en los páramos. Estudios recientes señalan que puede tardar entre 10 a 40 años, dependiendo de la especie, para que las áreas en donde ha sido arrancado el musgo puedan volver a repoblar una estructura vegetal de las mismas características.

Para la directora regional CAR Bogotá – La Calera, Sandra Milena Santafé Patiño, estas acciones representan el compromiso de la CAR de proteger la flora que genera estabilidad ecosistémica “queremos recordarle a la comunidad que el uso de musgos, bromelias, orquídeas, chamizos, troncos y otras especies utilizados para realizar pesebres y adornos en esta época navideña, generan impactos negativos en el ambiente, pues al extraer estos elementos de su hábitat natural, se disminuye la retención de agua y regulación del clima entre otros aspectos de gran importancia para nuestra vida. Que esta época navideña de tradiciones y costumbres no sea sinónimo de infracciones ambientales”, puntualizó la funcionaria.

Los líquenes, por su parte, son necesarios para garantizar la salud y el equilibrio de los páramos y su capacidad para adherirse a rocas y troncos los convierte en protagonistas para el intercambio de nutrientes y la formación de suelo.