Hace una semana, justo antes de debatir y aprobar la Ley Comida Chatarra en la plenaria del Senado, el Gobierno del señor Iván Duque expidió coincidencialmente una resolución exprés que se refiere al mismo tema: el etiquetado frontal de alimentos.

Esta resolución de parte del Gobierno no solo salió de manera desafortunada ad portas de aprobar el proyecto de ley el martes de la semana pasada lamentablemente surge con un tufillo a triquiñuela con la que se pretende encontrar caminos para invalidar lo que acabo de aprobar el Congreso de la República. Por ello hoy me referiré específicamente sobre esta resolución.

La pregunta obligada es si ¿se necesita la ley si el MinSalud saca una resolución sobre el mismo tema? La respuesta es simple: SÍ SE NECESITA. La ley no riñe con que haya una resolución, pero si no se tiene ley, que además tiene mayor peso jurídico, no quedarían establecidos los parámetros mínimos que debe tener en cuenta MinSalud para desarrollar la resolución.

De no contar con la ley, Nos pasaría como lo que actualmente está sucediendo con el gobierno actual que, junto a la ANDI, propusieron un proyecto de resolución de MinSalud que atiende a intereses mercantiles particulares y no a la salud pública, viendo que:

  • No contiene NINGÚN artículo que conlleve a implementar el mejor etiquetado frontal de advertencia para los objetos en salud. No se basa en la mayor evidencia científica disponible libre de conflicto de interés.
  • Establece un sello circular que no cuenta con evidencia de su efectividad. De hecho, en un estudio con población colombiana se encontró que NO es el que funcionaría en nuestro contexto.
  • Propone utilizar los términos “ALTO EN”, en lugar de “EXCESO DE”. El primer término también es utilizado para dar declaraciones en salud (p.e. alto en vitaminas), lo cual puede confundir al consumidor.
  • No contempla el sello “CONTIENE EDULCORANTES
  • Propone la implementación de sellos positivos, lo cual no cuenta con ningún fundamento o justificación de salud pública. Incluso puede ser tomado como un elemento publicitario para los productos ultraprocesados, desestimulando el consumo de alimentos reales, naturales y nutritivos.
  • Permite declaraciones nutricionales o en salud en los productos que tengan exceso de nutrientes críticos (sodio, azúcares o grasas saturadas), lo cual la evidencia ha identificado que resta el efecto del etiquetado frontal de advertencia, confundiendo a los consumidores y llevando al error.
  • Destina un tiempo para la implementación demasiado largo: 18 meses

Si bien algunas de estas diferencias lograron subsanarse como parte del proceso de conciliación para la aprobación del proyecto de ley, la insistencia del Gobierno Nacional de sacar adelante la resolución desconociendo el diálogo y los consensos que permitieron la aprobación de la ley dejan mucho que desear.

¿Acaso el plan del presidente Duque es hacerle el quite a la sanción presidencial del etiquetado frontal? Suficiente lobby tuvimos que enfrentar a lo largo del trámite legislativo como para que los aportes de todos los sectores políticos en el fortalecimiento de esta iniciativa terminen en nada.

Ojalá las determinaciones a las que se llegué con respecto al futuro de la Ley Comida Chatarra estén basadas únicamente en la evidencia que apunta en beneficio de la salud pública y no en sacar adelante “jugaditas” que llenen los bolsillos de empresarios que ya todos conocemos.

@JuanLuisCasCo