El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha presentado ante la Asamblea Nacional, controlada por el oficialismo, un proyecto para reformar la Constitución que amplía en un año el mandato presidencial y le permite arrogarse más competencias, como «coordinador» último de los poderes legislativo y judicial.
Los cambios, que formalizarían también a su esposa Rosario Murillo como «copresidenta», afectan a más de un centenar de artículos de la Carta Magna y, por ejemplo, establecen la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como un símbolo oficial de Nicaragua.
El Gobierno nicaragüense ha ahondado en los últimos años en la represión contra la oposición política y las organizaciones de la sociedad civil que no consideraba afines y, con la reforma en ciernes, se reserva por ley el derecho a expulsar a cualquier funcionario público, informa el diario ‘La Prensa’.
Todos los funcionarios «deberán cumplir, preservar y defender los principios fundamentales de la Constitución Política», una consideración que abriría la puerta al cese de cualquier persona que no sea percibida leal con los intereses del régimen de Ortega.
El presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, ha prometido trabajar «rápidamente» en la reforma del «comandante» Ortega y la «compañera» Murillo, como apuntan medios oficialistas. En su opinión, el nuevo texto está justificado en aras de la «modernización» de la Constitución para adecuarla «a los nuevos tiempos».
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