No es un secreto que la COP26 es un fracaso. Debería ser obvio que no podemos resolver una crisis con los mismos métodos que nos llevaron a ella en primer lugar. (Greta Thunberg, Activista de la crisis climática)

El mensaje es que el sistema de las COP -hemos tenido 26- no está funcionando. Así que tenemos que desarraigar ese sistema. (Anna Brown, activista de Fridays for Future en Glasgow)

Somos los niños, las niñas y los jóvenes quienes estamos defendiendo este planeta. (Francisco Vera, Activista por la crisis climática)

Estas fueron algunas de las declaraciones durante y después de la cumbre del COP26 celebrada en Glasgow. Esta conferencia se planteaba como un hito decisivo en la lucha contra la crisis climática, pues los científicos, organizaciones ambientales y agricultores, coinciden en el poco margen de tiempo que nos queda para luchar contra la crisis climática.

Para empezar, la red global Future Earth, que agrupa a 222 científicos de 52 países, ha informado sobre el “efecto cascada” del cambio climático en la próxima década, y el impacto que los episodios de clima extremo pueden tener sobre la producción de alimentos, la crisis de agua, la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas. El estudio muestra una estrecha conexión entre algunos de los riesgos, por ejemplo, cómo las olas de calor pueden provocar las crisis de agua y afectar a la agricultura, y causar la escasez de alimentos; o cómo la pérdida de biodiversidad hace que los hábitats sean menos resilientes y, por tanto, más vulnerables al cambio climático.

Otro informe presentado esta semana por la organización World Wildlife Fund (WWF) advierte, por su parte, que la pérdida de naturaleza puede traducirse en unas pérdidas globales de 430.000 millones de euros anuales en el 2050, al ritmo actual de destrucción de los ecosistemas.

Según una serie de estudios publicados en 2016 por el Climate Institute, un centro de investigación australiano, para 2050 el cambio climático habrá reducido a la mitad la superficie de la tierra en la que se puede cultivar café. En los países pobres, el café es una fuente importante de ingresos y empleos, y el segundo producto de exportación después del petróleo, con ventas globales de 19 billones de dólares. Asimismo, representa un tercio de las exportaciones de Etiopía y dos tercios de las de Burundi. Si las áreas adecuadas para el cultivo se reducen drásticamente, 125 millones de personas de todo el mundo corren el riesgo de perder sus medios de subsistencia.

Estos datos ya se conocían antes de la cita en Glasgow. Los gobiernos, empresas y lobbystas tenían claras las urgencias, prioridades y fechas limite para producir cambios. Sin embargo, no se hicieron planes, no se llegó a acuerdos, y los grandes contaminantes como Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Europa occidental o China, se negaron a acelerar sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático.

Con estas decisiones, los líderes del mundo mostraron su conveniencia cuando se trata de seguir los datos de la ciencia. Aunque Donald Trump era mucho más radical en desconocer la crisis climática, las actitudes que vimos la semana pasada van por la misma vía. Aún peor, venden una imagen de compromiso ambiental, pero en realidad siguen dándole recursos y apoyo a las empresas y estructuras que contaminan el planeta. Afirman que van a parar la exploración y explotación de combustibles fósiles en el exterior, pero dentro de Canadá y Estados Unidos, las petroleras siguen perforando más y más. Hipocresía absoluta.

Por otro lado, es increíble decirlo, pero los manifestantes y científicos estaban más coordinados y apuntando al mismo objetivo: acelerar e incrementar los esfuerzos de los gobiernos. Esto acaba con la idea de que las masas son irracionales. Greta Thumberg y su combo, han mostrado ser más racionales que todos los delegados en la COP26, al tener clara la urgencia para que se hagan estos cambios.

El triste desempeño de las delegaciones y representantes en la COP26, ha sembrado una semilla que va a germinar muy pronto por medio de más pandemias, migraciones por clima, crisis económicas (que a su vez traen más migraciones), desabastecimientos (aunque no relacionados con el medio ambiente, ya tenemos una muestra con el déficit en barcos y containers en el mundo), guerras civiles e/o internacionales (favor ver https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-58259908), mayor desigualdad, y todo esto, contribuyendo al ya convulsionado mundo social y político que tenemos.

Si los políticos le están dando más peso a solucionar los problemas que enfrentaremos en los próximos 10 años, es desconocer que la comodidad de hoy será la escasez del mañana. Y cuando hablo del mañana, no me refiero al sentido maternal: ¿alguien quiere pensar en los niños?

Si bien hay que pensar en el prójimo, señores políticos y empresarios, esto también es un asunto de ganancias, perdidas y números. En la década pasada (2010-2019), el calentamiento de la Tierra causó desastres naturales con daños y pérdidas que alcanzaron los tres billones de dólares, tres veces más que los 10 años previos, según un análisis de la aseguradora británica Aon Corporation. Si no se hace frente a la crisis medioambiental, las temperaturas globales aumentarán en más de 3º C y el PIB mundial perderá un 18% en los próximos 30 años, como muestra un análisis de Swiss Re.

Lo que el cambio climático nos tiene preparado no se comparará con la Gran Recesión (cuando el PIB mundial se desplomó un 1,6%) o la Gran Depresión (cuando la riqueza del mundo cayó aproximadamente un 10%). Ni siquiera tendrá parangón con esta crisis, provocada por la covid-19, que redujo la economía un 3,3%, según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Tan solo el año pasado (2021) – uno de los tres años más cálidos desde que se vienen haciendo mediciones (mitad del siglo XIX) -, el planeta sufrió 980 catástrofes naturales que causaron pérdidas por 210.000 millones de dólares (unos 172.000 millones de euros), según la aseguradora alemana Munich Re.

Estos datos sumados a los del café, o la biodiversidad, son para alarmarnos y comenzar a hacer cambios sustanciales en nuestros modelos de gobiernos y en sus modelos de negocio, cadenas de valor y marketing. Esto debe ser un esfuerzo a todos los niveles.

Si el asunto es falta de recursos, los países ricos aun no cumplen su promesa de invertir 100 mil millones de dólares para financiar el cambio climático. Igualmente, el pasado 3 de Noviembre, los bancos, las aseguradoras y los inversores con 130 mil millones de dólares a su disposición, se comprometieron a poner la lucha contra el cambio climático en el centro de su trabajo y obtener apoyo para la inversión verde.

El dinero está aquí, pero ese dinero necesita proyectos netos de alineación cero y (entonces) hay una manera de convertir esto en un círculo virtuoso muy, muy poderoso, y ese es el desafío, dijo el ex gobernador del Banco de Inglaterra en la cumbre.

Por otro lado, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo que Estados Unidos se uniría a Gran Bretaña para respaldar el nuevo Mecanismo de Mercado de Capitales de los Fondos de Inversión Climática (CIF), que ayudaría a atraer nuevos fondos climáticos privados importantes y proporcionaría $ 500 millones por año para el Fondo de Tecnología Limpia del CIF, así como su nuevo programa de inversión Acelerando la Transición del Carbón.

Y si esto no es suficiente para ustedes señores políticos y empresarios, que les toca en la fibra que más les duele, el dinero, cuéntennos qué necesitan para que se motiven a hacer estos cambios.

PD: En Colombia, la derecha y la izquierda están tomando un poco más de forma, un poco más organizados, buscando llegar a consensos entre distintos candidatos. ¿el centro para cuándo?