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El ya expresidente de Perú Pedro Castillo ha sucumbido este miércoles a su tercera moción de censura después de encadenar sucesivas polémicas sobre corrupción y tras designar a cinco gabinetes en poco más de un año.
Hace escasos cuatro días, Castillo aseguró que no contemplaba el cierre del Congreso para evitar que la Cámara aprobase una moción de censura en su contra después de haber fracasado las dos primeras, que tenían que haber recabado al menos 87 votos.
“Quiero aprovechar la oportunidad para dirigirme al país y señalar frente a la pretensión de algunos sectores políticos de intentar quebrantar la voluntad expresada en las urnas, ratifico que nada impedirá que sigamos al mando de la nación hasta el ultimo día del Gobierno, el 28 de julio de 2026”, aseguró.
Perú ha visto caer al menos a cinco primeros ministros. Aníbal Torres estuvo poco más de dos meses al frente del Gobierno; Mirtha Vásquez, primera ministra durante casi tres meses; y Héctor Valer, quien apenas estuvo una semana en el cargo.
Por su parte, Guido Bellido, figura prominente en Perú Libre, fue el primero de ellos y encaró una investigación después de tener presuntos vínculos con la guerrilla de Sendero Luminoso, fue fundada en 1970.
Betssy Chávez ha permanecido al frente del Ejecutivo poco más que once días desde que el pasado 25 de noviembre asumiera el cargo en sustitución de Torres, quien presentó su renuncia después del fracaso de otra cuestión de confianza en el Parlamento andino.
Dimisiones y mociones de censura
Desde que asumiera la presidencia tras ganar las elecciones en abril de 2021, el candidato de la izquierda por Perú Libre ha ido encadenando escándalo tras escándalo, con nombramientos más que cuestionados, como el del exministro de Sanidad Hernán Condori, quien dimitió tras las críticas a su defensa de métodos pseudocientíficos, por la corrupción, falta de ética y por sus posicionamientos respecto a la pandemia de COVID-19.
También acaparó titulares el ministro de Desarrollo Agrario y Riego de Perú Javier Arce, a raíz de un reportaje emitido por Cuarto Poder en el que se daba a conocer que estuvo en prisión en 1997 y tenía 20 denuncias fiscales, entre otros antecedentes con la justicia.
La renuncia más reciente fue la de su ministro de Defensa peruano, Daniel Barragán, quien alegó a través de una carta “motivos personales” para salir del cargo. Fue sustituido hace escasos dos días por Emilio Bobbio Rosas.
El exministro de Transporte y Comunicaciones (MTC) Juan Silva, sin embargo, no renunció, sino que se aprobó una moción de censura en su contra en el Congreso de Perú por supuestas irregularidades ante la contratación de personal en el Ministerio en el que estaba al frente.
Sin embargo, también fracasaron mociones de censura contra los ministros de Castillo, como es el caso del ministro del Interior, Willy Huerta, quien fue cuestionado tras una serie de polémicos cambios en la cúpula de la Policía Nacional.
Castillo y los líos de corrupción
La Fiscalía peruana puso el foco sobre el mandatario y aseguró que tenía vínculos con una organización criminal activa dentro del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, que actuaba con la complicidad del exministro de esta cartera Juan Silva, así como con funcionarios de las empresas Provías Nacional y Provías Descentralizado, del despacho presidencial y de otros empresarios.
Todo ello en aras de favorecer al consorcio ‘Puente Tarata III’ y a otras compañías en procesos de licitación pública. En el documento también se acusa de los mismos delitos a los exministros Juan Silva (Transportes y Comunicaciones), actualmente prófugo; y Geiner Alvarado (Vivienda, Construcción y Saneamiento), según ‘Diario Correo’.
Los casos de corrupción afectan también a sus familiares. Así, la cuñada del presidente de Perú Pedro Castillo, Yenifer Paredes, aparece en un vídeo en el que se la observa presuntamente ofreciendo una obra de saneamiento a los pobladores de la comunidad de la Succha.
Castillo ha afirmado en los últimos meses que estaba sufriendo una persecución política por pare de la Fiscalía, afirmando que sus investigaciones por supuestos delitos de corrupción no son más que intentos por “arremeter” contra sus seres queridos.
“Se están instrumentalizando nuevas formas de tortura psicológica con las detenciones preliminares y prisiones preventivas para conseguir acusaciones contra mí y mi Gobierno (…). Yo lo he vivido en carne propia. Mi hija, mi esposa, toda mi familia han sido agredidas”, señaló Castillo.
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