Cuando el amor nos cuesta la vida

Por: Georgia Rothe

Se han empeñado en decir que ya no es necesario que luchemos por la igualdad, porque ya la hemos conseguido. Que no invirtamos en proyectos contra la violencia de género, porque ya las mujeres se han empoderado. Que la lucha de las mujeres terminó cuando alcanzamos el derecho al voto hace más de 90 años. ¿Cómo puede ser que tengamos que escuchar esto, si apenas a finales del 2024, celebramos y lloramos de emoción por la aprobación del proyecto de ley en Colombia, “Son niñas, no esposas”, que prohíbe el matrimonio infantil? ¿Cómo puede ser que hasta el 2024 se haya considerado legal que niñas estén sometidas a la voluntad de hombres en contra de su voluntad, que sean abusadas sexualmente y que todo esto esté justificado por contextos culturales donde esto es entendido como una forma de amor romántico? A las mujeres, hasta el amor, nos cuesta la vida.

Hay una ignorancia intencional respecto a la violencia basada en género y, por eso, es importante que aprovechemos cada oportunidad que tengamos para visibilizar lo que atravesamos las mujeres todavía en este tiempo y se necesita un nuevo enfoque, uno innovador, uno que no revictimice a las mujeres ni las empobrezca “pobrecita” sino que, desde la digna rabia, busque indignar también a quien lo lea; que exponga datos concretos, que ponga en el centro las propias voces de las mujeres y sus experiencias, que se validen las formas diferentes en cómo las mujeres dependiendo de sus contextos están expuestas a más violencia.

Esta vez, celebramos que en Colombia las mujeres tendrán autonomía sobre su proyecto de vida y no se verán forzadas a uniones o matrimonios forzados a edad temprana que, lejos de proteger a las niñas o asegurarles un mejor futuro, las exponen a nuevas formas de abuso, limitan su autonomía reproductiva, las limitan a las tareas del cuidado y perpetúan ciclos de pobreza y violencia. Hoy avanzamos un paso en Colombia pero no olvidemos que muchas mujeres en la región enfrentan barreras para decidir sobre su salud sexual y reproductiva.

La violencia no ha acabado.

La violencia sexual, reproductiva y económica contra las mujeres en América Latina seguirá sino exigimos desmantelar las barreras estructurales y los patrones culturales patriarcales. Según CEPAL, entre el 60% y el 76% de las mujeres de la región han sufrido violencia de género. Esta violencia no solo es física o sexual; en el ámbito económico, las mujeres están trabajando en la informalidad laboral y tienen menores oportunidades de acceso al crédito. Esto limita su autonomía económica y las expone a contextos de violencia, donde muchas no pueden salir de relaciones abusivas debido a la dependencia económica.

El camino hacia la igualdad no ha terminado, ni terminará mientras una niña en otro país sea obligada a casarse, mientras las mujeres no puedan decidir sobre sus proyectos de vida, mientras una mujer sea revictimizada por buscar justicia, o mientras la pobreza y el trabajo no remunerado sigan siendo un peso desproporcionado sobre nosotras. Cada paso que damos, como la reciente victoria en Colombia, es un recordatorio de que la lucha no solo vale la pena, sino que es urgente. Las voces de las mujeres en toda América Latina exigen ser escuchadas y atendidas, porque cada derecho conquistado no es un punto final, sino un nuevo comienzo para transformar nuestras sociedades. A las niñas, a las mujeres, a todas: no les debemos menos que un futuro sin miedo, sin violencia, y con verdadera libertad. El cambio no es negociable, es lo que nos deben y lo queremos cobrar ya.

Georgia Rothe

Coordinadora de Género, Diversidad, Equidad e Inclusión – Pro Mujer

Sobre Pro Mujer:

Pro Mujer es una empresa social que trabaja desde hace más de 33 años por la igualdad de género en América Latina. Nuestro objetivo es ofrecer herramientas para que las mujeres alcancen su máximo potencial, mejoren sus condiciones de vida y se conviertan en agentes de cambio para sus comunidades. Utilizamos un modelo integral y holístico para brindar a las mujeres desatendidas en América Latina servicios y herramientas en tres áreas estratégicas: inclusión financiera, salud y desarrollo de habilidades empresariales.

Después de más de tres décadas trabajando de cerca con mujeres de distintos contextos, hemos adquirido un conocimiento profundo sobre las necesidades y aspiraciones de las mujeres respecto a la igualdad de género, por ello, hemos asumido la tarea de acompañar a otras organizaciones y empresas a construir sus propios planes de acción para impulsar un futuro más igualitario a través del Gender Knowledge Lab, el área de consultoría de Pro Mujer especializada en brindar soluciones a instituciones públicas, privadas y organizaciones de América Latina a integrar políticas de género, diversidad e inclusión (GDEI) en sus operaciones y productos