El exministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, analiza los pro y los contra de la que hizo propuesta el presidente, Gustavo Petro, a los países miembros de la Organización de Naciones Unidas durante su intervención en la Asamblea No 77, de abandonar el consumo de carbón y petróleo.
1) al hacer alusión al enorme daño ambiental infligido por el consumo de carbón y petroleo, y equipararlo con el del consumo de cocaína en el mundo, podemos decir que eso ya lo había dicho en un discurso en campaña y ahora lo repitió en su discurso en la ONU. En ese sentido, el Presidente Petro ha sido coherente.
En mi concepto, se pueden comparar en el sentido de que en ambos casos se trata de una adicción al consumo, pero es una realidad que, con todos sus bemoles, sin el carbón no hubiera sido posible la primera revolución industrial y sin el petróleo no estaríamos en la cuarta revolución industrial.
2) aunque parezca paradójico que mientras en su discurso insistió en su tesis de abandonar las energías de origen fósil, como lo son los combustibles (derivados del petróleo), se mantenga temporalmente el subsidio al diésel y sólo se empiece a desmontar el de la gasolina autorizando un incremento de su precio a partir de octubre de $200 mensual el galón, hay que entender que la política es el arte de lo posible y si el incremento en el precio de la gasolina se hiciera extensivo al diésel muy seguramente el gobierno se expondría a un paro camionero de imprevisibles consecuencias. Y después de lo ocurrido al Presidente Lasso en Ecuador con el alza de los combustibles que decretó, se aplica el adagio de que cuando las barbas de tu vecino veas arder pon a remojar las tuyas!
3) finalmente, en mi concepto, dado que entre carbón y petróleo le representan entre el 20% y el 24% de los ingresos corrientes de la Nación y no menos del 40% del presupuesto de inversión de las entidades territoriales, el gobierno del Presidente Petro no debería renunciar a ellos, por lo menos por ahora, mientras no se tengan otras fuentes de ingresos alternativos equivalentes. De prescindir del carbón y el petróleo sus consecuencias serían catastróficas: acentuaría los déficits gemelos(fiscal y de comercio exterior) y tendríamos una híper devaluación del peso.
Bien dijo Ortega y Gasset, “yo soy yo y mis circunstancias, si no las salvo a ellas tampoco me salvo yo”.
Tenemos que vernos en el espejo de Europa, en donde habían renunciado a la generación térmica a carbón y a los reactores nucleares y han vuelto a ellos por fuerza de las circunstancias. Allá son dependientes de las importaciones de carbón, petróleo y gas, en Colombia somos dependientes de su producción y exportaciones!
De hecho, debido al efecto inercial de la actual coyuntura(con precios del carbón superando los US $400 la tonelada y los del petróleo por encima de los US $90 el barril) en estos próximos 2 años, por lo menos, exportaremos más carbón que en los años anteriores, en el caso del petróleo, en cambio, la limitante que tiene Colombia es que desde 2014 cuya producción alcanzó el millón de barriles al día, la misma ha venido cayendo sin remedio hasta bordear los 750 mil barriles/día y solo exportamos el 50% de este volúmen, porque el otro 50% lo demandan nuestras refinerías para producir los combustibles.
Sobra advertir que nos estamos refiriendo sólo al mercado spot, porque tanto en el mercado del carbón como en el petrolero se suelen hacer contratos que comprometen la producción de dos o más años, amén de los mercados de futuro.