En un hecho cargado de simbolismo y memoria, el busto de Juan José Nieto, el único presidente negro en la historia de Colombia, fue instalado en el Salón del Consejo de Ministros de la Casa de Nariño. La obra, realizada por el escultor cartagenero Óscar Luis Noriega Sarmiento, busca reivindicar la figura de Nieto, ampliamente ignorada y marginada por los relatos oficiales durante décadas.
La escultura, elaborada en bronce, mide 90 centímetros de alto por 72 de ancho, y fue concebida como un homenaje sobrio pero elocuente. Su autor, quien ha realizado más de 40 esculturas, entre ellas una de Gabriel García Márquez ubicada en Barcelona, decidió donar la pieza al Gobierno tras una serie de conversaciones con el entonces ministro de las Culturas, Juan David Correa.
“Al conocer su historia a través de una investigación del periodista Gonzalo Guillén, sentí una conexión inmediata. Esculpir su busto fue mi manera de devolverle parte de la visibilidad que le fue negada”, explicó Noriega.
Un acto de justicia histórica 📢
— MinCultura Colombia (@mincultura) May 16, 2025
La Casa de Nariño recibe el busto de Juan José Nieto, único presidente negro de Colombia, como acto de memoria y reconocimiento.
Un símbolo de justicia con quienes han sido excluidos del relato oficial. Esta acción reivindica la herencia… pic.twitter.com/0tW0PtgxY9
Juan José Nieto fue un político, escritor y militar que asumió la presidencia de la República el 25 de enero de 1861, durante la guerra civil entre los Estados Unidos de la Nueva Granada y la Confederación Granadina. Aunque su mandato fue breve —hasta el 31 de marzo de ese año— su papel fue crucial. Sin embargo, su figura fue sistemáticamente borrada de la historia oficial. No fue reconocido como presidente en los registros gubernamentales hasta 2018.
Francisco Flórez Bolívar, director del Archivo General de la Nación, destaca que esta omisión responde a un claro “memoricidio” contra un personaje fundamental de la historia política y cultural del país. “La llegada del busto no solo honra a Nieto, sino que representa un acto de reparación hacia las comunidades afrocolombianas, tradicionalmente excluidas del relato nacional”, afirmó.
El busto, hoy ubicado en uno de los espacios más importantes del poder ejecutivo, representa más que un reconocimiento individual: es un paso hacia una narrativa más inclusiva, que reconoce las contribuciones históricas de quienes fueron silenciados. Para Noriega, el momento no podría ser más oportuno. “Este es un tiempo de reivindicación. Este busto llega a la Casa de Nariño en el momento justo”, concluyó.
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