¿Cómo se puede uno explicar que estudiantes de una escuela de Policía, de cualquier rincón del mundo, no sepan quién fue y qué representó Aldolf Hitler? Bueno, pues habría que preguntarle a los oficiales de la Escuela Simón Bolívar de Tuluá, un municipio del Valle del Cauca en Colombia, Sur América, quienes, el pasado viernes, montaron un evento que buscaba promover una actividad académica en el marco de la “Semana de la Internacionalización”, que tenía como país invitado a Alemania y para ello se valieron de simbología Nazi.
Absolutamente TODO MAL con esos oficiales, estudiantes y “extras”, que participaron en dicha celebración. De verdad que este evento parecía diseñado y estructurado para hacer quedar a la Policía y sus integrantes como las personas más ignorantes sobre la faz de la tierra. Son tantos los errores cometidos y las agresiones que se desprenden de la absurda puesta en escena, que demuestran la triste situación de una sociedad con unos niveles educativos tremendamente bajos.
Es que no solamente fallaron en la planeación del evento, aunque valga la pena decir que le metieron horas al trabajo decorativo, los disfraces, la estructura y la ambientación, porque hasta lograron disfrazar a un policía de Hitler (y parece que él ni se enteró). Pero no le dieron ni un segundo de trabajo a la parte más importante, el análisis de lo que estaban montando. Claramente el sentido común ni se aproximó a estos oficiales, quienes creería uno que deberían conocer la historia de las guerras, sus protagonistas, las consecuencias y los desgarradores horrores de las más crudas batallas de nuestra humanidad.
Pareciera que esa falta de criterio fue contagiosa porque nadie se dio cuenta de lo que hacían hasta que decidieron, por pura ‘buena voluntad’, publicar las fotos en el Facebook de la Policía y escribir el siguiente texto: “Desde la Escuela de Policía Simón Bolívar del municipio de Tuluá, realizamos Semana de Internacionalización con el país invitado Alemania. Con estos intercambios culturales fortalecemos el conocimiento de nuestros estudiantes de Policía”. ¿Habría que ser más ingenuo, por no decir, tremendamente estúpido, para aprobar algo semejante? Bueno, ahora creo que podemos estar seguros de que después de este “intercambio sí que se fortaleció el conocimiento” luego de estos días de grandes pronunciamientos y rechazos, tanto de la opinión pública como de los países agredidos y la institucionalidad nacional afectada, les debió llegar una buena notificación cerebral de que Hitler y el nazismo son algo que nadie promociona con orgullo y mucho menos como un valor a destacar del país germano.
Inaudito que nadie tuviera un segundo de lucidez y pensara que todo esto estaba mal planteado. Pueden escudarse en que estaban siguiendo órdenes, pero es que ni siguiendo instrucciones uno debe bloquear su lógica. Cuántas manos intervinieron en todo el proceso y a ninguno se le ocurrió decir “oigan, oigan, esto está mal”… la verdad sin palabras. Es que además no es hoy tan difícil, era tan simple como digitar en un buscador de internet: “Hitler”… bueno al menos en la búsqueda que hice, salieron 102 millones de resultados en 0,95 segundos, solamente eso les tomaba, 0,95 segundos o menos, y sabrían de uno de los dictadores más perversos de la historia reciente.
Como siempre de este tipo de “burrada” tiene uno que sacar aprendizajes. El primero, y ya dicho en esta columna, es que esto demuestra una desgarradora y latente carencia de educación. Alertas prendidas porque de la ignorancia solamente salen cosas malas y estamos como país, rodeados de un vecindario que ha sufrido este mal y el resultado es desastroso. El segundo, es que hay que educar desde la casa, formar a nuestros hijos para que investiguen, debatan y dialoguen. Sin estos puntos nadie tiene capacidad para dudar, preguntar y proponer. Tercero, nunca por seguir una orden debe uno evitar la revisión de un proyecto o el contraste de una idea, no se trata de generar discordia, pero sí de construir a partir de puntos de vista distintos.
Queda claro que la Policía tiene un trabajo intenso que hacer, pero es que el problema no es exclusivo de ella, es generalizado en el sistema educativo colombiano, el cual debemos continuar fortaleciendo. La incultura nos pisa nos pisa los talones. Hoy fue un evento cargado de gran ingenuidad, pero mañana puede ser otra tendencia movilizada por líderes que se aprovechan de la ignorancia de un pueblo que cree que “esto no es para tanto”.
Alfonso Castro Cid
Managing Partener
KREAB Colombia