¿De qué vive un colombiano con salario mínimo? La cruda realidad en cifras

En un país como Colombia, donde la desigualdad económica sigue siendo un tema crítico, el salario mínimo tiene un papel fundamental. Para 2024, el salario mínimo aumentó en un 9,5%, lo que equivale a un incremento de $123.500. Con esto, el salario básico mensual quedó en $1’300.000, más un auxilio de transporte de $162.000, sumando un total de $1’462.000. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿es suficiente este ingreso para vivir dignamente en Colombia?

De acuerdo con cifras del Ministerio del Trabajo, en Colombia hay 22,8 millones de personas ocupadas formalmente, de las cuales 3,3 millones (14,76%) reciben únicamente el salario mínimo. Por otro lado, estudios de la Universidad de Antioquia y Expatistan, que calculan el costo de vida en diferentes ciudades, revelan que el costo mensual promedio para una persona sola es de $2’443.000. Esto significa que el salario mínimo queda por debajo del nivel necesario para cubrir las necesidades básicas, como alimentación, vivienda, transporte, salud y educación.

Nota recomendada: ANALDEX alerta caída en las exportaciones de moda colombiana ¿Qué depara el 2025?

Igualmente, es importante considerar que, aunque el salario mínimo ha aumentado año tras año, la capacidad adquisitiva de los colombianos se ha visto reducida debido a la inflación persistente. Esto indica que el aumento del salario, por sí solo, no es suficiente para garantizar el bienestar económico de la población y en donde cerca del 43,86% de la población activa, más de 10 millones de colombianos, vive con ingresos inferiores al salario mínimo. Esto evidencia una situación alarmante: el aumento de $123.500, aunque significativo en términos porcentuales, no compensa el alto costo de vida en el país ni cierra las brechas económicas.

El impacto en la sociedad

Para las familias que dependen de un solo ingreso, este salario apenas alcanza para cubrir necesidades básicas, dejando fuera cualquier posibilidad de ahorro o inversión en educación y salud. Según el DANE, el valor de la canasta familiar básica supera los $1’800.000 para un hogar promedio, sin incluir gastos adicionales como transporte, servicios públicos o emergencias.

Por otro lado, los pequeños empresarios y empleadores señalan que los aumentos salariales incrementan los costos laborales, lo que puede afectar la formalidad y fomentar la informalidad. Sin embargo, es crucial equilibrar estos desafíos con las necesidades de los trabajadores, quienes merecen un ingreso justo que les permita vivir con dignidad.

Cesar Orlando Amaya