Si no logra consolidarse una coalición del Centro Democrático con el Equipo por Colombia, el peor de los escenarios no será llegar fragmentados a elecciones frente al Pacto Histórico y Centro Esperanza – no habrá segunda vuelta –, no para la centroderecha.

La decisión del Centro Democrático de lanzarse de manera independiente ante la hostilidad mostrada por la coalición Colombia, se sustenta en las posibilidades que le ofrece ser el partido de gobierno, con una burocracia sólidamente constituida, con importante presencia regional, y con bancada mayoritaria en el Congreso. Acceder a una coalición en estas circunstancias, hubiese puesto a Óscar Iván Zuloaga en una posición debilitada y desfavorable, es el candidato presidencial con mayor madurez política en la derecha, y es el candidato de los más de siete millones de votos en el 2014, (aunque el panorama ya no es el mismo).

Es normal que exista un choque de fuerzas, y que también, afloren los egos, no será fácil que candidatos como Alex Char, Federico Gutiérrez o Enrique Peñalosa, declinen a sus aspiraciones o cedan a la posibilidad de ser fórmula vicepresidencial. La probabilidad de que cualquier candidato de la derecha pase a segunda vuelta sin una coalición sólida y fuerte, es irreal. Divididos no llegan. El camino de la sensatez seguido por Juan Carlos Echeverri es el mismo que escogerán otros candidatos de emergencia, al reconocer que los cálculos no les alcanza para disputar por la Casa de Nariño.

Los colombianos que defendemos unas tesis políticas claras, estamos a la expectativa de que se construya un amplio consenso que permita la alianza entre los sectores políticos de la derecha y la centroderecha; en la medida en que puedan enfrentarse unidos tendrán amplia ventaja sobre la oposición, no se debe subestimar que en las últimas décadas han conquistado progresivamente a un sector importante de la sociedad. O se unen, o le entregan el país a la izquierda.

Para la muestra un botón, los actuales alcaldes de Bogotá, Cali y Medellín, les han dado a conocer a sus ciudadanos con creces, lo que significa un modelo de gobierno progresista. La democracia es un valor que se debe cultivar año tras año, y no una categoría de uso exclusivo en tiempos de contienda electoral. Deben unirse, por un propósito superior llamado Colombia.