Tanta crítica y observaciones que hace el presidente Iván Duque a su sucesor, Gustavo Petro, me dejan la impresión de que así mismo será a partir del 8 de agosto cuando se siente en la mesa de exmandatarios porque como bien dice el viejo y conocido refrán: “en el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”.
Estoy seguro que si Iván Duque llegase a actuar de esta manera, poco o nada le va importar si tiene o no tiene autoridad moral para hacer determinada critica, al fin de cuentas, lo que suceda en adelante ya no será con el así tenga mucho que ver, porque las consecuencias de sus errores como presidente se van a notar más adelante.
Por supuesto tampoco reconocerá que, si el orden público en Colombia está salido de control, la culpa es suya y se olvidará que durante cuatro años no hubo una semana en donde se asesinara a algún líder social en los territorios.
No sería entonces extraño ver a Duque aconsejando a Petro para que se reúna con las poblaciones en los territorios y de la cara por los problemas sociales. Es decir, le dirá al presidente de ese momento que haga lo que el cómo primer mandatario fue incapaz de hacer.
Tampoco sería raro que se le vea dando clases de como llevar buenas relaciones con el vecindario y, por supuesto no recuerde que gracias a su idea de cerrar relaciones con Venezuela muchos empresarios que tenían negocios en ese territorio, perdieron mucho dinero.
Ya lo hemos visto diciendo que el restablecer relaciones con el régimen no ayudará a detener la crisis migratoria. Increíble que cuatro años no le hayan servido para darse cuenta que este problema no se ve a detener mientras la dictadura con el país fronterizo continúe en el poder y, que su terca idea de buscar la caída de Maduro para lo único que sirvió fue para que cientos de empresarios que tenían negocios en Venezuela perdieran plata.
Espero que no se le ocurra poner de ejemplo a su Gobierno en la lucha contra la corrupción porque los 70 mil millones de pesos de Centros Poblados todavía no aparecen, y además, quiso hacer trizas la Ley de Garantías.
En pocas palabras, no sería raro que Iván Duque para no perder importancia en nuestro país, se dedique a lo que mismo que han hecho todos los expresidentes, exceptuando Belisario Betancur y Juan Manuel Santos: a dar lecciones de como ser un buen gobernante, pero olvidándose de lo mal que gobernó.
Por supuesto será muy bueno y placentero ver a Iván Duque en el papel de expresidente, siempre y cuando lo haga bien, es decir, quedándose con la boquita cerrada.