Este es el nombre de un pequeño y potente libro escrito en el 2000 y publicado en el 2017 por la editorial Traficantes de sueños, escrito por la académica y feminista negra bell looks. Su nombre era Gloria Jean Watkins el cual cambió por bell hooks acudiendo a la combinación de los nombres de su abuela y su madre, y así hacer un reconocimiento a sus raíces ancestrales, y a la reafirmación de su linaje. Su escritura en letras minúsculas es también una acción de resistencia al canon gramatical hegemónico. Todo en ella podríamos decir es una acción política afincada en la resistencia y en su poder colectivo de cara a la exclusión y discriminación que tuvo que enfrentar en su país natal los Estados Unidos.
Su afirmación de que el feminismo es para todo el mundo, tiene relación con la potencia transformadora del mismo. Feminismo que no sólo busca afectar la vida de las mujeres, sino la vida de todas las personas que desde una perspectiva crítica toman conciencia de lo que significa el patriarcado, el sexismo, el racismo en sociedades donde cotidianamente sufrimos sus consecuencias. Un feminismo para todo el mundo en el que la fuerza de la sororidad tan cercana a la solidaridad y a la empatía y tan lejana de las relaciones de competencia que promueve el patriarcado, es hoy reconocida como fundamental para preservar nuestra vida y la vida del planeta.
La invitación de bell hooks es también para que los hombres renuncien a sus privilegios masculinos y se conviertan en compañeros de lucha para desanclar las desigualdades en las que vivimos y compartir un mundo en condiciones de dignidad y libertad.
En el texto hace también un llamado a aquellas mujeres que por su educación y privilegios reproducen los patrones de dominio, explotación y violencia de los hombres patriarcas. Con estos planteamientos bell hooks desesencializa la relación mujer =feminista, hombre = enemigo, pues sostiene que los hombres que han renunciado a sus privilegios podrán acompañarnos en nuestras luchas de género, raza y clase. Reitera así que no se es feminista por ser mujer, sino como resultado de una posición política a la que se llega vía la acción, la elección, el conocimiento, la teoría enraízada y cotidiana. La difusión boca a boca de nuestros anhelos y sueños es tarea fundamental de este feminismo “Antes de que las mujeres pudiéramos cambiar el patriarcado, teníamos que cambiarnos a nosotras mismas “, nos dice. Su invitación es a seguir estudiando, a escrudiñar en las grandes teorías sus sesgos sexistas, racistas y a persistir en nuestra tarea a través de la escritura, el trabajo colectivo, la perspectiva crítica. Todo ello, sin duda, nos hará mejores como seres humanos.
Por todas estas razones cuando escucho que hombres como Andrés López Obrador presidente de México declara a las feministas como enemigas de la nación me pregunto ¿qué paso con el hombre que durante su campaña se afincó en la fuerza y el voto de las mujeres? ¿por qué las califica de falsas cuando protestan por la negligencia e incapacidad que ha su gobierno ha mostrado ante la violencia patriarcal que se ejerce sobre ellas? ¿les tacha de peligrosas porque sus generales así lo piensan? Se dice que desconfía de la capacidad de movilización de las mujeres en su país, tratándolas como menores de edad y neoliberales. Defiende a funcionarios quienes han sido acusados de abuso sexual. Esto ocurre no sólo con López Obrador por estos lares también muchas feministas quienes hemos mantenido una actitud crítica frente al machismo en los partidos de izquierda, somos vistas como peligrosas.
Hoy pienso en cómo les convendría a estos personajes leer este pequeño texto de bell hooks y atender su llamado: reconocer el valor del feminismo como fuerza transformadora para la humanidad.