El sombrero de Pizarro

Se equivoca de extremo a extremo el presidente Gustavo Petro al querer declarar el sombrero de Carlos Pizarro como patrimonio nacional, porque, aunque el país no desconoce que se trató de un hombre que hizo la paz y que fue asesinado por una alianza macabra de ciertos sectores de la sociedad con grupos paramilitares, tampoco se puede olvidar que hizo parte de un grupo armado ilegal que al igual que las Farc y las AUC, dejó miles de víctimas.

Por supuesto que se puede utilizar este elemento como un tema de memoria histórica pero nunca como un patrimonio histórico de la Nación porque eso sería tanto como aceptar que somos un país que se identifica con quienes han ejercido la ilegalidad y han desconocido el marco legal de las cosas.

No me cabe la menor de que sí a Rocío Arias o Eleonora Pineda en su papel como congresistas se les hubiese ocurrido proponer el arma de Salvatore Mancuso como Patrimonio, la oposición de Gustavo Petro como senador de la república no se habría ocultado y con toda su razón porque sería una ofensa contra las víctimas del conflicto armado.

No logro entender las razones que tiene el presidente Gustavo Petro para una idea semejante porque por mucho que se le recuerde a Pizarro como un hombre que le apostó la paz, nadie olvida que sus actos como guerrillero ofendieron a miles de personas en el país.

Es precisamente por esas víctimas que resulta ofensivo pretender mostrar un objeto que fue propiedad de un victimario como algo que identifica a colombiano. Es un verdadero despropósito.

Con esta idea lo que hace el presidente es motivar a que más adelante a alguien se le ocurra proponer la toalla que acostumbraba llevar al hombro Manuel Marulanda; la libreta en la que Pablo Escobar tomaba apuntes o el camuflado de Carlos Castaño como un símbolo de identidad de los colombianos.

El presidente Gustavo Petro debería tener en cuenta que en Colombia hay demasiados temas que bien se podrían proponer como patrimonio cultural y que son bastante positivos como para pensar justo en los que no solo generan polémica sino además traen malos recuerdos.

Oscar Sevillano

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