El pasado domingo fueron las elecciones presidenciales en Argentina que dejó como ganador a Milei sobre Massa, y luego de poder analizar lo que pasó y el comportamiento de los votantes queda una gran enseñanza para el Pacto Histórico y lo que se debe hacer en miras de seguir consolidando el proyecto político de cara a las próximas elecciones en el país y seguir afianzando la colectividad.
Primero, y más importante: se creía que la votación de la capital, Buenos Aires, podría corregir lo que se perdiera en las provincias más conservadoras, pero fue tal la diferencia en lugares como Córdova, Mendoza o Santafé que la tendencia se mantuvo, y si hacemos un paralelo con el resultado en las últimas elecciones regionales en Colombia es un escenario en el que mantiene a los partidos de derecha y centro derecha con poder local, burocracia y presupuesto para depender menos del gobierno nacional, aunque siempre lo necesitarán.
En este escenario y proyectando el 2026, hay que hacer un llamado al gobierno nacional, sus ministros, directores y demás funcionarios junto al legislativo para acelerar los procesos de cambio que prometimos dando una mayor ejecución del presupuesto con obras y acciones más efectivas, mayor conexión con las necesidades territoriales, mantener las banderas de campaña pero no solo mediáticamente, sino a través de proyectos claros y que puedan ser sostenidos en el tiempo como recursos para la vejez digna, educación gratuita, de calidad y universal, ollas comunitarias, reformar el sistema de salud, devolver los derechos perdidos a los trabajadores, vías terciarias, descentralización de recursos, apoyo a MiPymes, abaratar los créditos y aumentar el acceso, entre otros aspectos en los que la gente espera soluciones prontas y concretas.
Pero hay un punto muy importante y es que como colectividad debemos dar mayor atención a nuestras bases políticas que no sienten que participan de los cargos de gobierno en los territorios y que, personalmente, me parece justo por su compromiso y conocimiento de lo que necesitan las comunidades, pero sobre todo es estratégico desde lo político, claro está, cumpliendo con los perfiles, compromiso y lucha contra la corrupción.
La mayoría de la gente parece priorizar los resultados, las ejecutorias y las soluciones prácticas por sobre lo ideológico -en algunos casos- y debemos entender que las necesidades de las personas son apremiantes y no distinguen ideología. Si no somos cambio, nos convertimos en más de lo mismo, nuestro discurso va a ser paisaje y la bandera del cambio será la de nuestros opositores políticos.
Estamos a tiempo de corregir y representar la justicia social, la paz y la dignidad humana que se votó en las urnas. Sigamos imparables por las transformaciones que espera el pueblo.