Hay una gran diferencia entre hacer el bien y hacerlo bien

El presupuesto del Pentágono aumentó más del 10 por ciento en el primer año después de los ataques del 11 de septiembre y el comienzo de la guerra en Afganistán. El presupuesto del Pentágono finalmente aumentó año tras año durante 10 años consecutivos, un hecho sin precedentes en la historia de Estados Unidos. El gasto del Pentágono alcanzó su punto máximo en 2010, el nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial: más de 800 mil millones de dólares en dólares de 2021.6 Esta cifra fue sustancialmente mayor que la que Estados Unidos gastó en su ejército en el apogeo de las guerras de Corea o Vietnam o la expansión militar de Reagan en la década de 1980. (William      D.              Hartung.;           Ben       Freeman.           (2020) “Sustainable              Defense:            A            Pentagon            Spending            Plan       for              2021  and           Beyond,”            Center  for         International     Policy,              https://3ba8a190-62da-4c98-86d2893079d87083.usrfiles.com/ugd/3ba8a1_84180a1b3cdf478f8023d8ca96cb682a.pdf. )

 ¿Y dónde creen que fueron todos esos dólares que el Pentágono consiguió en esa década? Pues a contratistas de la guerra. Actualmente, existen miles de contratistas de defensa en los Estados Unidos, aunque el número exacto puede variar dependiendo de cómo se defina el término. El Departamento de Defensa cuenta con miles de proveedores, y según la Administración de Servicios Generales de EE.UU., hay más de 100,000 empresas registradas como contratistas federales, muchas de las cuales prestan servicios al sector militar. Sin embargo, el mercado está dominado por un grupo más pequeño de grandes compañías, aproximadamente entre 5 y 10 de ellas.

Entre los principales contratistas de defensa en EE.UU. se encuentran Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, Raytheon Technologies y General Dynamics. Estas empresas producen una gran variedad de productos y servicios militares, desde aviones y misiles hasta soluciones de ciberseguridad.

Su impacto económico es enorme:

Ingresos: En 2023, el gasto total en contratos de defensa del gobierno de EE.UU. fue de aproximadamente 800 mil millones de dólares, y una gran parte de este presupuesto fue destinada a contratistas privados. Solo Lockheed Martin generó 65 mil millones de dólares en ingresos relacionados con defensa en 2023.

Contribución al PIB: Se estima que las actividades militares y de defensa representan alrededor del 3.7% del PIB de EE.UU. Los contratistas de defensa son clave en esta cifra debido a sus grandes operaciones y la alta demanda de tecnología militar avanzada.

Empleos: Los contratistas de defensa sostienen millones de empleos en EE.UU. En 2022, la base industrial de defensa empleó a más de 2.5 millones de estadounidenses en sectores que van desde la manufactura hasta la investigación y el desarrollo.

Estas empresas son fundamentales tanto en la economía nacional como en los mercados globales de defensa, representando una parte significativa del gasto gubernamental y contribuyendo al desarrollo tecnológico e industrial.

Si examinamos a quiénes se benefician de las guerras (cuyo negocio no sea eso…la guerra), como en el caso del conflicto en Siria, que comenzó en la Primavera Árabe con el objetivo de derrocar a Bashar al-Ásad, pero que se ha convertido en un conflicto de desgaste que lleva 13 años, y ha involucrado grupos rebeldes, el gobierno sirio, fuerzas kurdas, yihadistas como el Estado Islámico, así como potencias extranjeras como Rusia, Irán, Turquía y Estados Unidos. Compañías y gobiernos se han beneficiado del sector petrolero. Estas son:

Gobierno sirio y compañías rusas:

Stroytransgaz: Esta empresa rusa de ingeniería y construcción, vinculada al oligarca Gennady Timchenko, recibió contratos del régimen de Assad para gestionar y operar los campos petroleros y de gas en Siria.

Tatneft: Otra compañía rusa, Tatneft, firmó acuerdos con el gobierno sirio para rehabilitar los campos petroleros que estaban bajo control de fuerzas opositoras.

Compañías estadounidenses y presencia militar:

Delta Crescent Energy: Una firma estadounidense que en 2020 obtuvo un controvertido contrato del gobierno de EE.UU. para extraer y vender petróleo del noreste de Siria.

ConocoPhillips: Aunque no está directamente involucrada en el conflicto, ConocoPhillips operaba anteriormente campos petroleros en el noreste de Siria. EE.UU. ha mantenido una presencia militar en estas áreas, citando la necesidad de proteger los recursos petroleros.

Estado Islámico (ISIS):

Aunque no es una “compañía” tradicional, el Estado Islámico controló varios campos petroleros clave en su apogeo entre 2014 y 2016.

Administración Kurda:

La Administración Autónoma Kurda en el norte de Siria ha controlado importantes reservas de petróleo desde que recuperó territorio del ISIS.

¿Con nuestra visión “soñadora” de los ESG se puede hacer algo en favor de la paz, a pesar de que empresas se beneficien de un contexto de guerra? Es importante recordar que ESG se refiere a los criterios ambientales, sociales y de gobernanza que las empresas utilizan para medir su desempeño en áreas que van más allá de los indicadores financieros tradicionales.

Estos criterios ayudan a los inversores a evaluar el impacto sostenible y ético de una empresa, considerando factores como el cambio climático, los derechos humanos y la estructura de gobierno corporativo. La implementación de prácticas ESG se ha vuelto esencial para atraer inversiones y fomentar la responsabilidad corporativa.

Por lo tanto, los ESG podrían trabajar en:

Condiciones sociales y de derechos humanos: Fomentar prácticas empresariales que respetan los derechos humanos y laborales. Las empresas que adoptan estos principios pueden ayudar a mitigar los efectos de los conflictos armados al garantizar que sus cadenas de suministro no contribuyan a violaciones de derechos humanos.

Inversión ética para la paz: Los inversores pueden dirigir capital hacia sectores o empresas que promuevan la reconstrucción y el desarrollo en zonas afectadas por la guerra.

Gobernanza y transparencia: Promover una mayor transparencia y rendición de cuentas puede ayudar a reducir la financiación de conflictos, lo que a su vez favorece entornos más pacíficos.

Promoción del desarrollo económico sostenible: Los proyectos ESG pueden apoyar el desarrollo económico en áreas post-conflicto, fomentando empleos dignos, respetuosos con el medio ambiente y sostenibles.

Compromiso con la paz a través de alianzas: A nivel global, las empresas que implementan principios ESG pueden colaborar con ONGs y gobiernos para promover la paz mediante el apoyo a iniciativas de reconciliación y construcción de paz.

Esto se traduce en fomentar inversiones responsables, trabajar con comunidades afectadas por la guerra, promover alianzas que busquen la paz y evitar la corrupción que pueda contribuir a acciones bélicas. Los CEOs, gerentes y juntas directivas deben conocer mejor la situación de sus empresas para evaluar la posibilidad de seguir este camino.

Aunque los ESG a menudo se asocian con la buena voluntad y la responsabilidad social empresarial, en realidad son una herramienta útil que puede complementar los esfuerzos públicos y de otros actores para lograr la paz. Estos pueden ser un recurso que transforme a las sociedades de manera significativa y sostenible.

“The Constant Gardener” (2005): “There’s a big difference between doing good and doing well.” – “Hay una gran diferencia entre hacer el bien y hacerlo bien.”