Alias ‘Iván Márquez’, quien se había dado por muerto a finales del gobierno Duque, reapareció con una prótesis en su mano derecha y una afectación en uno de sus ojos durante la instalación del proceso de negociación entre una delegación del gobierno de Gustavo Petro y la Segunda Marquetalia en Caracas, Venezuela.
Luciano Marín Arango, su nombre de pila, ha sido el eterno negociador con el Estado colombiano. Inició su militancia política en la Juventud Comunista (Juco) en la década del setenta cuando hacía su bachillerato en una escuela normalista. A inicios del ochenta se vinculó a las FARC y asumió la comandancia del Frente Tercero, luego de haber sido profesor de biología en el colegio Corazón Inmaculado de María de El Doncello (Caquetá). A pesar de no hacer parte de la primera mesa de negociación establecida entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC en 1984, se benefició de los ‘Acuerdos de la Uribe’ al ser electo Representante a la Cámara por la Unión Patriótica en 1986. Con el inicio del genocidio contra esta organización política, Márquez regresó a la clandestinidad.
Su rápido reconocimiento en las filas de la organización guerrillera lo llevaron a hacer parte de la delegación de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (alianza entre FARC y ELN) en el infructuoso proceso que adelantó el gobierno de César Gaviria en Caracas, Venezuela, y Tlaxcala, México, entre 1991 y 1992. Debido al rompimiento de estos acercamientos con la insurgencia y al posicionamiento bélico de los grupos paramilitares, en los noventa Colombia vivió la crisis humanitaria más estrepitosa que se ha tenido en su historia republicana.
En los ‘Diálogos del Caguán’ entre las FARC y el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), nuevamente se observó en los medios de comunicación el rostro de alias Iván Márquez, en esta ocasión como comandante del Bloque Caribe, miembro del Secretariado y jugando un papel preponderante en el proceso de dialogo. Tras la ruptura de los Diálogos del Caguán, Márquez tuvo inicialmente su campamento en el norte del país y posteriormente se presentaron fugases apariciones con el presidente de Venezuela, Hugo Chaves, la entonces Senadora, Piedad Córdoba y alias Jesús Santrich, en las gestiones para la liberación de secuestrados durante el gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010).
Como jefe del equipo negociador de las FARC en la instalación de la mesa formal de diálogo con el gobierno de Juan Manuel Santos, alias Iván Márquez fue uno de los protagonistas en la elaboración del Acuerdo Final que puso fin a las antiguas FARC en noviembre de 2016. Sin embargo, desde antes de la firma del Acuerdo se presentaron divisiones internas entre dos facciones de la organización guerrillera: una liderada por Márquez y Santrich y otra en cabeza de Rodrigo Londoño y Carlos Antonio Lozada. Márquez en lugar de asumir la curul que le fue asignada por el Acuerdo, decidió irse al Espacio de Reincorporación en Miravalle, Caquetá, que lideraba Hernán Darío Velásquez (El Paisa) y fundar la disidencia denominada Segunda Marquetalia junto con otros disidentes del proceso de dialogo.
La trayectoria de Iván Márquez tiene ventajas y desventajas en el proceso de negociación que se inauguró con la Segunda Marquetalia. Por un lado, su experticia en las negociaciones con los diferentes gobiernos en los últimos treinta años enriquece el dialogo y pueden devenir en unos acuerdos que beneficien a la sociedad colombiana. También, es una persona que conoce a fondo el Acuerdo de Paz de 2016 y podría ser un asesor del gobierno en la implementación del mismo.
Sin embargo, las desventajas, que son muchas, es que utilice artimañas que dilaten el nuevo proceso de negociación, beneficiando a su grupo y fortaleciéndose militarmente. La definición está en el manejo que la delegación del gobierno y su jefe, Otty Patiño, tengan frente a los tiempos y la materialización de los acuerdos. La negociación con las FARC duró 6 años; con la Segunda Marquetalia no puede pasar de algunos meses para que lo pactado pueda verse reflejado en la realidad.