La conmemoración del día de la raza, hoy 12 de octubre, siempre está ligada de tensos debates y heridas históricas que, más de quinientos años después, no parecen haber cerrado del todo en el imaginario colectivo del continente americano. Una de esas discusiones tiene que ver con un hecho sin antecedentes para el “nuevo mundo” hasta 1492, hablamos de la muerte del 90% de toda la población indígena o nativa de estas tierras. ¡Pero, no! No se trató de un exterminio producido por las armas de fuego de los conquistadores, sino algo que hoy, en pleno siglo XXI le ha costado a la humanidad 6,5 millones de muertes en tan solo dos años: la batalla contra los temidos virus.
En tan solo décadas, los virus de la viruela y el sarampión, provocaron la desaparición de casi la totalidad de la población indígena de los grandes imperios Azteca, Inca y otros territorios, con el padecimiento agónico de millones de personas que veían como su piel y su cuerpo se descomponían por lesiones tan terroríficas como los cañones y las balas de los recién llegados y ¿La razón? La población de este lado del mundo jamás había tenido contacto con estas enfermedades y carecía, además, de grandes grupos de animales domésticos, lo que minimizaba la transmisión de estos virus de ellos a los humanos —como parece haber ocurrido de un inocente murciélago y pangolín a alguna persona en 2019—.
Por fortuna, el curso y desenlace de esa tragedia—nuestra tragedia—, obnubilada por las otras como la destrucción de Tenochtitlán o el secuestro y ejecución de Atahualpa, es muy diferente en el mundo de hoy. De la viruela, solo quedan dos muestras congeladas en el mundo y la certificación de su erradicación de todo el planeta por la Organización Mundial de la Salud en 1980, en uno de los logros más importantes de toda nuestra historia humana y otras enfermedades están eliminadas de nuestro país y vastas regiones del mundo, como la poliomielitis.
En esta última pandemia por Covid, con la tristeza de haber perdido a tantos y a pesar de los estragos económicos, sociales y psicológicos que nos trajo y traerá en los próximos años, la capacidad científica nos permitió desarrollar vacunas en un tiempo sin precedentes y haber podido inmunizar con esquemas completos a casi 5 mil millones de personas en el mundo y 37 millones en Colombia, salvando a más de 22 mil vidas en el país, según la evidencia científica. Por su parte, nuestro sistema de salud respondió de manera contundente, generando diez veces más teleconsultas y consultas domiciliarias en los primeros tres meses de la emergencia sanitaria, duplicando las Unidades de Cuidado Intensivo y desplegando todo el sistema de vigilancia epidemiológica y mitigación por todo el territorio nacional. Ciertamente, quedan muchas lecciones por aprender, muchas trasformaciones por hacer a la arquitectura global y local del sistema de respuesta a emergencias en salud pública, pero cuando pensemos en esas reformas, recordemos que, si las soluciones no están bien construidas, podremos padecer tragedias como la vivida por nuestra América hace 500 años.
Germán Escobar Morales
Médico, Salubrista Público.
Ex Viceministro de Salud