En el reciente Informe para el Esclarecimiento de la Verdad en su volumen “Mi cuerpo es la verdad “se recoge el testimonio de miles de mujeres quienes fueron víctimas de actos intolerables, en los cuales el primer territorio de la guerra fue su cuerpo.
En muchos de los espacios de escucha promovidos por la Comisión “las mujeres comprendieron que la guerra no era más que un refuerzo del patriarcado, una contribución al gigantesco negocio de las armas; y, sobre todo comprendieron que, por el camino de la guerra, no se encontraría en Colombia una salida hacia la recuperación de la dignidad “. El Informe señala que en la lucha de las mujeres porque se conozca su verdad y pare la guerra, su puntana como práctica ancestral, su insistencia desde organizaciones de mujeres víctimas y la fuerza de los movimientos feministas han sido decisivos para demostrar contra viento y marea, que sin las mujeres la paz no va y que la paz pasa por sus cuerpos. Esos cuerpos que ya no podrán ser sometidos, torturados, explotados, violados, en razón a sus luchas, resistencias y rebeldías. Esos cuerpos ya no serán matables, en un país donde la vida no cuenta.
En la encuesta adelantada por la Casa de la Mujer con el apoyo de Oxfam sobre Prevalencia de violencia sexual en contra de las mujeres, en el contexto del conflicto armado colombiano entre los años 2010- 2015, se encontró que, en 145 municipios con presencia de fuerza pública, guerrilla y paramilitares, la violencia sexual era del 18.36 %, lo que significa que durante esos seis años 875.437 mujeres habrían sido víctimas de violencia sexual. En el estudio se establece que ésta era una práctica frecuente y hacía parte del repertorio de violencias presentes en estos territorios de guerra. Los resultados también mostraban que el 56 % de las mujeres que habitaban en estos municipios, consideraban que la presencia de actores armados legales e ilegales, incrementaban la violencia en el ámbito público. Ese macabro repertorio incluía prácticas como: regulación de su vida social, acoso sexual, violación, servicios domésticos forzados, aborto forzado, prostitución forzada, embarazo forzado esterilización forzada. La encuesta hace parte del proyecto: “saquen mi cuerpo de la guerra “liderado por 12 organizaciones de mujeres en Colombia.
Tanto en este estudio, como en el texto citado de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad se establece cómo las violencias perpetradas contra mujeres, jóvenes y niñas en el ámbito público son un continum de las violencias que empiezan en la cama, en la casa, en los espacios más cotidianos en los cuales transcurren sus vidas. Es decir, las vidas de muchas mujeres en Colombia están amenazadas y éste anhelo de paz debe contribuir a erradicar ese patriarcado reforzado, que implica la guerra.
La paz total planteada por el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez tiene el propósito de parar la destrucción y la muerte en nuestro país. Este complejo proceso tendrá que tramitarse en los caminos de las negociaciones con los movimientos guerrilleros y el acogimiento de los grupos neoparamilitares y las organizaciones multicrimen. Se trata de una propuesta audaz y urgente para un país de guerra de guerras, pero también se trata de parar las guerras cotidianas y devastadoras que afectan y destruyen las vidas de las mujeres.
! ¡Sólo habrá paz total, si erradicamos todas las formas de violencia contra las mujeres!