*Memoria y Dignidad; La lucha de las madres de Soacha y sus positivos bien contados*

El populismo punitivo ha alcanzado su máxima expresión. ¿Cómo es posible que se use el dolor de las víctimas para generar rating, ¡para dar de qué hablar! ¿Cómo puede Colombia enterarse de la existencia del congresista Polo Polo no por un debate digno de la oposición, que, aunque no sea de gobierno ni de independencia, podría usar su curul para explicar el porqué de los llamados falsos positivos? Es inaceptable que se tome el arte que sublima este dolor y se lo arroje a la basura, además de negarlo y refunfuñar sobre los 6.402 casos que pasaron por la JEP.

Las madres de Soacha empezaron buscando a sus hijos, quienes, en un patrón común, fueron desaparecidos de su territorio. Jóvenes con la esperanza de trabajar y estudiar dieron origen a una de las narrativas más desgarradoras de la historia de Colombia. Han pasado quince años y unos acuerdos de paz, y sabemos que no solo sucedió con los jóvenes de Soacha; no fueron solo los 19 de Soacha. Según las investigaciones de la Jurisdicción Especial para la Paz, alrededor de todo el territorio colombiano hubo por lo menos 6.402 casos de lo que hoy se conoce popularmente como “falsos positivos”.

¿Y por qué las botas? Parte de las contradicciones de estos informes evidenciaron a las víctimas con las botas puestas al revés. Desde entonces, las botas de caucho representan un mensaje, una herida de guerra que está grabada en la memoria de los colombianos.

El único pecado de estos jóvenes y sus familias fue ser pobres. Los “nadie” de Galeano, por quienes nadie iba a preguntar, y cuya fuerza de reclamo pensaban que era fácil de silenciar. Pero lo que no sabían es que estas flores arrancadas en primavera florecerían eternamente; el amor de una madre nunca muere.

Indignación total, desconcierto, repudio y la respuesta inmediata de miles de demócratas en Colombia y en el mundo, quienes rechazaron el comportamiento del congresista Polo Polo, que será recordado por esto, no por más, porque su ingenio no lo ha llevado a otro lugar. No se le conoce otro tema que polemizar insulsamente al presidente, porque ni debates, ni mociones de censura, ni una estructura política que consolide otra propuesta, otro proyecto de país.

Y con esto, claro está, comenzó la campaña del 2026, con el rechazo del dolor de las víctimas y el vigor y memoria de las valientes madres que representan a los 6.402 desaparecidos en el marco de la guerra y del conflicto armado. Me sumo a la denuncia penal ante la corte suprema de justicia a este señor; no es justo que le paguen a un congresista por hacer esto, por usar los recursos públicos para difamar y revictimizar a las víctimas, a las madres que representan la dignidad de sus hijos frente a la injusticia y la lesa humanidad de nuestra tierra.

Es hora de entender y asumir, de manera firme, el papel decisivo de la JEP y de los informes de la Comisión de la Verdad. Esta guerra tiene una historia profunda que no podemos ignorar. Si no reconocemos y enfrentamos nuestro pasado, estamos condenados a repetir los mismos errores. Necesitamos construir un país que valore la memoria, que tenga la voluntad de promover la paz y que, en lugar de olvidar, busque el perdón y la reconciliación. Solo así podremos evitar que se repita la tragedia de la noche oscura que ha marcado nuestras vidas.

Marcela Clavijo