Lo que está viviendo Colombia es el atrincheramiento de los poderes económicos tradicionales que viven a costa de las utilidades del sistema de salud, del petróleo, del sistema financiero y de aseguramiento, y de la ejecución de obras de infraestructura, es decir, de los negocios de largo plazo y grandes cuantías que el Estado les ha entregado en múltiples gobiernos.
Gustavo Petro durante toda su vida ha denunciado la corrupción de esos negocios y planteó reformar los sistemas preestablecidos con el fin de dar acceso a derechos a los ciudadanos, y que el dinero estatal rindiera para que más colombianos vivieran en mejores condiciones.
En la actualidad no todo el mundo tiene acceso al derecho a la salud, el año pasado se presentaron más de 110 mil tutelas para garantizar ese derecho; hay dos millones de jóvenes que no han podido acceder a la educación superior; el 66 % de las personas en edad de pensión no se pensionan y el centralismo en las grandes urbes se consolida cada vez más, mientras las regiones siguen sumidas en la pobreza y en la falta de oportunidades.
Las elecciones de 2022 fueron un cambio de vía hacia una Colombia diferente, una en la que el gobierno hiciera una apuesta por sacar a 22 millones de personas de la pobreza y para ello, replantear el cómo se accedía a derechos, hoy privatizados en su mayoría y manejados por los conglomerados más importantes del país.
Por supuesto las élites van a dar la pelea para no dejarse quitar los millonarios negocios, por tanto, usan sus poderes: medios de comunicación, políticos a quienes financian (congresistas, alcaldes y gobernadores) y líderes de opinión que están en su nómina y órganos de control en los que tienen incidencia aún. Hay que aceptar que es una élite combativa, inteligente, sagaz y violenta. Han logrado desdibujar al presidente por sus formas, por cómo se comporta su familia o a dónde y porqué viaja la vicepresidenta, todo ello orquestado y replicado miles de veces por medios de comunicación de propiedad de quienes no quieren y no les beneficia el cambio.
Va a ser un gobierno difícil, pero estoy seguro que saldrá adelante y entregará una mejor Colombia, una más competitiva, justa y con mejores indicadores sociales y económicos.