Por: Hugo Acero Velásquez.
En medio de tantas “jugaditas” para tener mayor poder, algunos dirán “gobernabilidad”, que tanta falta nos hace recordar y tener a Antanas Mockus. Como gobernante nunca interfirió para beneficio de sus gobiernos en la elección de las cabezas de los organismos de control o para el manejo del Concejo. Creía y respetaba profundamente la independencia de los poderes públicos y del control político como elementos indispensables de la verdadera democracia.
Hoy, en medio de los debates en torno a la selección de las ternas para el Fiscal General de la Nación y de un nuevo magistrado o magistrada de la Corte Constitucional, prevalece el amiguismo subalterno y sumiso, antes que la independencia de los poderes públicos. Desde luego que esto lo han hecho todos los presidentes, pero ¿por qué no es posible hacerlo de manera distinta y más con el gobierno de Gustavo Petro que prometió el cambio de las costumbres políticas?
Estas cuestiones me llevaron a recordar como Antanas cuestionaba “la cultura de los atajos, del todo vale y del vivo, donde no importan los medios, sino los fines con tal de obtener los resultados que se buscan” y a pesar de lo que esta sucediendo, todavía guardo una pequeña esperanza que el presidente Gustavo Petro reoriente sus acciones y de verdad haga cambios en las costumbres políticas que tanto critico.
En medio de esta molesta situación y a la espera que el Presidente haga verdaderos cambios democráticos, quiero recordar al Maestro y rendirle un reconocimiento a su actividad en el sector público y a los logros y trasformaciones en materia de cultura ciudadana.
Reconocer su incidencia en materia de reducción de los homicidios en Bogotá, que registró la cifra más alta en 1993, con 4.352 casos que representó una tasa de 79 homicidios por cada 100.000 habitantes. En 1994, último año de gobierno del alcalde Jaime Castro bajó a 70 y entre 1995 y 1997, gobierno de Antanas Mockus y Paul Bromberg bajó a 47, periodo durante el cual el respeto a la vida fue el eje central de la política de seguridad bajo el slogan “La Vida es Sagrada”.
Tendencia a la baja de los homicidios que se mantuvo durante el Periodo de Enrique Peñalosa (1998, 2000), que terminó su gobierno con una tasa de 38 y finalmente Antanas volvió a gobernar en 2001 y entregó la ciudad con una tasa de 25 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2003; una reducción del homicidio del 68% durante esos 10 años (1994, 2003). Esta tendencia a la baja se mantuvo hasta que llego el gobierno de Samuel Moreno y Clara López, ver siguiente grafica:
Otro logro importante de este periodo tiene que ver con la reducción de las muertes en siniestros viales. La ciudad registró en 1994 1.387 muertos en siniestros viales, una tasa de 24 muertos por cada 100.000 habitantes y a 1997 cayó la tasa a 15; durante el periodo de Enrique Peñalosa siguió disminuyendo y se situó en una tasa de 13 y durante el segundo gobierno de Antanas Mockus, con 585 casos la tasa se situó en 8,5 muertos en siniestros viales por cada 100.000 habitantes, una reducción del 65% entre 1995 y 2003. Aquí se destacan distintas medidas de seguridad vial, como el cinturón de seguridad, el casco para motociclistas, el control de conductores embriagados y de velocidad y el cambio de agentes de tránsito. En los siguientes años, después de 2003, la cantidad de muertos en siniestros viales se ha mantenido por encima de 500 casos, como se puede ver en la siguiente grafica:
En el año 1995 la ciudad registró el mayor número de quemados por pólvora en el periodo navideño, 204 casos. En 1995 Antanas prohibió el uso de la pólvora y los quemados comenzaron a disminuir, medida que se mantuvo hasta diciembre de 1997, cuando el número lesionados por pólvora fue de 68. En las siguientes dos navidades el número aumentó a 135 y a partir de 2001 comenzó nuevamente a disminuir para situarse en 66 casos en la navidad 2003, una reducción de los quemados del 68%, como se puede ver en la siguiente grafica:
Con Mockus, el tema de violencia intrafamiliar y maltrato infantil cobró relevancia dentro de su política de seguridad, al considerarse que más que la pobreza, uno de los orígenes más importantes de la violencia en Colombia, es la violencia que se ejerce en contra de las mujeres, niños, niñas y adolescentes al interior de los hogares, como quedó planteado en su plan de seguridad, elaborado por otro maestro, Álvaro Camacho Guizado.
Con esta visión, el tema de violencia intrafamiliar se posicionó como parte de la política pública de seguridad y justicia, dejó de abordarse solamente desde la óptica del bienestar familiar y se amplió a la garantía de seguridad que deben tener las mujeres, los niños, las niñas y los adultos mayores en el ámbito privado. Se incrementaron las comisarías de familia, que pasaron de cinco en 1995 a veinte en 2003 y hoy son treinta y seis.
También hay que destacar la cultura tributaria, el manejo trasparente de los “recursos públicos sagrados”, su intolerancia frente a las prácticas corruptas clientelares y otros programas como la resolución pacífica de conflictos y el ahorro de agua. Frente a los corruptos tenia una frase contundente “no me pidas en privado, lo que no me puedes pedir en publico”.
Son tantos los programas de Cultura Ciudadana con resultados concretos de Antanas Mockus, que una columna apenas alcanza a enumerar algunos. Gracias Maestro, su aporte a la administración pública trasparente y honesta siempre será recordado.