Resistiendo al cambio energético

Ya estamos aburridos de leer sobre el cambio climático. Miles de discursos políticos y medio ambientalistas, inundan nuestras vidas tratando de concienciar nuestro comportamiento sobre el cambio que se avecina.

Conferencias, cumbres, foros y un sinfín de actividades, no han conseguido que cale en nuestra manera de actuar, la necesidad de ordenar nuestros gastos energéticos ni nuestros consumos medioambientales.

El modelo de explotación tradicional, basado en el gas, petróleo y carbón está prácticamente acabado. Todavía quedan las macro obras que producen energía hidráulica que como un lujo del pasado, mantienen algunos países ricos.

La locura del precio de las materias primas que alimentan la poderosa maquinaria energética está haciendo inviable para muchas industrias la continuidad de sus cadenas de producción. También las economías familiares están sufriendo lo indecible por el aumento alarmante de las tarifas eléctricas.

¿Por qué tanta resistencia a la llegada de energías más limpias como la eólica o la solar?

Muchos países han cambiado sus normativas para permitir inversiones en energías alternativas, pero una parte importante de la población se resiste a su implantación por motivos medioambientales y lo más dramático, por motivos visuales.

El cambio de modelo energético necesariamente tiene un peaje que asumir. Si realmente queremos ver a medio plazo una dependencia menor de los planteamientos históricos y convivir con energías más baratas y limpias, hay que hacer un esfuerzo entre las administraciones públicas y los inversores para que sean más entendibles por su beneficio futuro, pero sobre todo para los consumidores.

Los países comprometidos con la reducción de los gases de efecto invernadero, están auspiciando inversiones para que esa dependencia en los próximos años por la menos se acerque a un 60% del consumo total. Los países latinoamericanos, todos, han tenido o tienen en la actualidad problemas de suministro energético.

Con el paso de los años y la climatología tan cambiante han acelerado el agotamiento de las plantas tradicionales. Muy poco o nada están haciendo los más afectados por la falta de suministro. Tarde están en inversiones eólicas y, por supuesto, en el aprovechamiento del magnífico activo solar del que disfrutan casi todos.

Todavía recuerdo el presidente de un país importante de la región con falta de suministro eléctrico debido a la escasez de lluvias, llamar a un ‘chamán’ para animar la llegada de las lluvias antes de temporada.

Ya nos acostumbramos a las imágenes de inundaciones, olas de calor, de frío, derretimiento de los casquetes polares etc. Alucinamos viendo los holocaustos ambientales en las series de televisión, pero mostramos muy poco convencimiento a la hora de asumir una responsabilidad personal o como sociedad.

Esperemos que los líderes mundiales que se van a reunir en unos días en Glasgow, puedan impulsar un mayor compromiso para reducir cuanto antes este deterioro climático que terminaremos lamentando por el bien nuestro y el de nuestros hijos.

@JaimePolancoS