El 21 de agosto del 2018 le escribí una carta al entonces presidente Iván Duque, con copia a organizaciones internacionales, países garantes, Congreso de la República, Alto Comisionado de Paz, organizaciones sociales, Naciones Unidas y medios de comunicación. En esta carta se evidencia que nuestra voluntad de paz sigue intacta, y en el momento actual, como firmantes de paz con una experiencia acumulada, ofrecemos nuestros oficios para apoyar otros procesos de paz.
A continuación, la carta:
Señor Presidente, desde que se inició el proceso de conversaciones en la Habana Cuba, los que en ese momento estábamos al frente de las tropas en terreno nos desgastamos todos los días haciendo pedagogía de paz, socializando lo que en la Habana se iba acordando. Todo con el objetivo de que las unidades guerrilleras en ese entonces entendieran la realidad que estábamos viviendo y la coyuntura de gran importancia que se avecinaba para nuestro país.
Fue así como desde el 2012 por iniciativa propia, con el resto de direcciones de los frentes 34 y Aurelio Rodríguez, comenzamos a concentrar las tropas en grupos pequeños y grandes de acuerdo a las condiciones de la región. En ese entonces se dio la orden de levantarnos todos los días a las 4:30 A.M. a estudiar para que fueran entendiendo esta tarea de cambiar la página de la guerra y que se asumiera el compromiso de la verdadera paz que el país requería.
Esto lo mantuvimos durante todos estos años hasta llegar a los Puntos de Reagrupamiento Temporales (PPT). Pasamos a los Puntos Transitorios de Normalización (PTN), donde llegamos todos completos para asumir la responsabilidad de la verdadera paz que soñábamos nosotros y añorada por todos los colombianos, asumíamos esta responsabilidad con seriedad, rectitud y lealtad a nuestros principios, fueron duros los debates que nos tocó dar en las aulas de estudio porque existían los incrédulos, como era apenas normal, pero dado el nivel de confianza en la direcciones de los Frentes y la Dirección Nacional todos asumimos esta responsabilidad de la dejación de las armas con mucha responsabilidad. Pero siempre con la duda y con la preocupación de las advertencias del Camarada Manuel Marulanda Vélez: “que las armas siempre serían el garante de los compromisos que se asumieran con el gobierno nacional”.
Gracias a todo lo anterior, usted puede corroborar que en esta región del Chocó y Antioquia no hay disidencias, y es esto lo que quiero que evitemos. Todavía estamos a tiempo, no quiero perder mi trabajo de tantos años. Mostramos un punto de confianza para el eventual diálogo con el ELN. Si la reincorporación de los de las FARC-EP es incierta ellos están en terreno y están escuchando y viendo esta situación real.
Al año de la dejación de las armas, los exguerrilleros nos sentíamos conejeados, traicionados por parte del Gobierno Nacional. No ha comenzaban los proyectos productivos, a los exguerrilleros les tocó salir organizadamente en las estructuras del Partido a refugiarse donde su familia, a la espera de una oferta institucional. Esto se hizo, cada quien buscando su lugar de origen, no hay un plan de vivienda digna para nadie. La salud es incierta, la educación mediocre, los gobiernos municipales y departamentales les toca uno el tema y le dicen que sí pero nunca asumen compromisos, siempre con el pretexto que es un asunto del Gobierno Nacional. Las agencias creadas para la reincorporación hacen hasta donde pueden.
Para pagar este esfuerzo que hemos hecho durante estos últimos años, el Presidente saliente con base en información falsa, de los funcionarios de las agencias, suprime el ETCR de Vidri, dejando a los 471 exguerrilleros que estaban ubicados en ese lugar a la intemperie, sin casa y los envían al rebusque por todas las regiones. Y pese al esfuerzo que hicimos para que esto no se diera, lo hicieron.
En la pagina 77, punto 3.3. del Acuerdo Final, quedó escrito lo siguiente:
“Los excomandantes, guerrilleros/as, integrantes de los órganos directivos de la nueva fuerza política que surja del tránsito de las FARC-EP a la legalidad tendrán la obligación de contribuir activamente a garantizar el éxito del proceso de reincorporación de las FARC-EP a la vida civil de forma integral, para lo cual, entre otras obligaciones derivadas del Acuerdo Final, realizarán tareas de explicación de dicho Acuerdo y de resolución de conflictos que respecto al cumplimiento del Acuerdo Final pudieran surgir en cualquier municipio del país entre los antiguos integrantes de las FARC- EP o entre los miembros del nuevo movimiento político.”
Como ven, este es un compromiso que lo he venido asumiendo, por ética revolucionaria y lo pueden corroborar en la región. Por un deber moral con los 471 integrantes que hicimos dejación en Vidri.
Por la atención prestada muchas gracias.