Un ejemplo de un líder empresarial escéptico sobre la capacidad de enfrentar plenamente el cambio climático es Larry Fink, CEO de BlackRock. En 2020 y años posteriores, destacó la transición hacia la inversión sostenible, pero reconoció que el cambio climático es un desafío complejo. Aunque no afirmó directamente que “no se puede hacer nada”, sugirió que la transición hacia una economía de cero emisiones netas es difícil y requeriría tiempo y un cambio sistémico. (World Economic Forum, mayo 2024).
Es un error creer que el sector privado o las empresas son entes alejados de errores, sentimientos o reacciones humanas. Estas organizaciones, al final, son gestionadas por personas, lo que implica que pueden adoptar posiciones similares a las de cualquier individuo en la vida cotidiana, a pesar del avance de la IA.
No solo me refiero a las empresas, sino que los indicadores, encuestas o análisis pueden contener esos mismos sesgos que se evidencian en la posición de Larry Fink al insinuar que “no se puede hacer nada” ante la crisis climática, a pesar de que hay evidencia de lo contrario (por ejemplo, los avances tecnológicos que capturan CO2 de la atmósfera).
Esta percepción puede originarse en el sesgo de negatividad, que se refiere a la tendencia de la información y experiencias negativas a prevalecer sobre las positivas. Desde 1967, la psicóloga Marjorie Richey y sus coautores concluyeron que los estudiantes universitarios, al recibir párrafos que describían la personalidad de un desconocido, se veían más influenciados por descripciones negativas que por positivas. En 1982, Teresa Amabile y Ann Glazebrook propusieron que podría existir un “sesgo general hacia la negatividad en las evaluaciones de personas o su trabajo”, señalando que ya para ese momento, varios otros estudios habían encontrado lo mismo. (Vox, marzo 22, 2023).
Esto significa que actitudes como la del Sr. Fink pueden tener origen en la cantidad de noticias negativas y pesimistas sobre el cambio climático. Aún peor, si consideramos la innumerable cantidad de noticias que vemos todos los días, presentando cifras de emisiones, cambios en geografías, lluvias torrenciales, incendios forestales, temperaturas por encima del promedio, etc., estos refuerzan este sesgo.
Sin embargo, el sesgo de negatividad no es el único factor; también interviene el sesgo de confirmación. Este sesgo cognitivo lleva a las personas a buscar, interpretar y recordar información que confirma sus creencias preexistentes, mientras ignoran o descartan evidencia que las contradice.
El sesgo de confirmación suele manifestarse de varias maneras:
Atención selectiva: Las personas se enfocan más en la información que respalda sus puntos de vista y prestan menos atención a los datos que los contradicen.
Interpretación selectiva: Cuando se enfrentan a información ambigua, las personas tienden a interpretarla de manera que se alinee con sus creencias.
Memoria selectiva: Las personas tienen más probabilidades de recordar hechos o experiencias que refuercen sus creencias y de olvidar aquellos que las desafíen.
Este sesgo puede afectar la toma de decisiones, perpetuar estereotipos y contribuir a opiniones polarizadas, especialmente en áreas como la política, temas sociales y valores personales. Juega un papel importante en la reafirmación de ideologías y contribuye a la dificultad de cambiar de opinión cuando se presentan nuevas evidencias.
Por lo tanto, si el origen de la creencia de que “ya es muy tarde, no hay nada que hacer contra la crisis climática” radica en el sesgo de negatividad, y este se refuerza con el sesgo de confirmación, entonces ningún estudio, análisis ESG, ni evaluación de impacto será suficiente para cambiar dicha percepción.
Sin embargo, esta coyuntura exige que los líderes empresariales desarrollen una visión amplia y libre de sesgos para reconocer el potencial de las soluciones necesarias ante la crisis climática. Esto no solo involucra a CEOs, sino también a miembros de juntas, vicepresidentes y directores.
Una empresa puede tener el mejor marco, la mejor estrategia y la mejor táctica de ESG, pero si carece de líderes que luchen contra los sesgos y puedan ver las opciones realmente por lo que son, como potenciales soluciones a la crisis planetaria, la actitud de que “no se puede hacer nada” prevalecerá y, efectivamente, “será demasiado tarde”.
¿Seran los CEOs y gerente lo suficientemente humildes para dejar sus sesgos?
No repitamos las Pablo Vicaro, personaje en Crónica de una muerte anunciada: Siempre hemos hecho las cosas así