Indudablemente en el gobierno de Gustavo Petro han cambiado muchas cosas y era de esperarse, fue lo que eligió el pueblo. El Esmad será reformado desde su nombre, la policía entrará a un modelo pedagógico y más humano, quizás tengan la oportunidad de prepararse y algo muy interesante, tal vez populista por el presidente, que un patrullero pueda ser general. Sin olvidar que esta institución podría salir del Ministerio de Defensa.
Dentro de mis entrevistas reiteradamente a los invitados les preguntaba qué tan viable podría ser la paz total de Gustavo Petro y cuál era el papel del gobierno frente aquellos grupos que no decidan entrar en el acuerdo de paz que propone, la respuesta es, que no se sabe con certeza cuál es el modelo de seguridad para ellos y no se ha dado una claridad de lo que realmente podría pasar.
A mí me preocupa que lleguemos a la época del 1998 con Andrés Pastrana, en la que se les dio todas las garantías para que estos grupos conciliaran y por el contrario lo que hicieron fue abusar de la confianza, secuestrar y matar como si fueran los dueños principales del país y con unas fuerzas armadas reducidas a sus funciones.
Esta semana, mientras el presidente hablaba con bombos y platillos de la paz total, mueren siete policías en el corregimiento de san Luis, jurisdicción del municipio de Neiva (Huila), en medio de un atentado terrorista, rematados, con el fin de enviar un claro mensaje, pues no todos están con su teoría de la Paz.
¿Cuál será el papel del presidente con estos grupos? ¿Cuál será el papel de la fuerza pública en las regiones? ¿Cuál es mecanismo de respuesta a las comunidades? Porque el que olvida su historia está condenado a repetirla.
La figura de Gustavo Petro quizás apacigüe los ánimos con algunos grupos por lo que fue en el pasado, pero no todos estarán dispuestos a someterse y dejar un negocio que más que muertes, es una lotería de dinero y poder… pues no creo que algún mecanismo de sustitución de meses se logre cambiar, más aun sin presencia de la fuerza púbica.
Eso conlleva más que una asamblea cocalera, un consejo de seguridad, hablar de soluciones sin soluciones… Eso conlleva vías, agroindustria, educción, salud, deporte, economía y mejor calidad de vida, que no se han logrado en muchos años y que posiblemente no se logren en este gobierno, porque nadie tiene una varita mágica para cambiar el rumbo tan complejo y con tantos intereses que en aquellas zonas de conflicto.
Si nos fijamos día a día mueren miembros de la fuerza pública, líderes sociales, campesinos, miembros de economía ilegales y me inquieta que no hay una ruta clara frente a ello. No podemos pensar que si en el pasado vivimos tiempos de terror por falta de voluntad por un lado e inversión social por el otro, tengamos que seguir bajo sus cimientos, que crecen más en el cementerio de los que mueren que en el desarrollo propuesto.