Se extiende a lo largo de 41 kilómetros por la costa sureste del mar Mediterráneo, al noreste de la Península del Sinaí. Fue hace miles de años ʿazzā o ʿazzat, que en lenguas cananeas y hebreo antiguo significa «fuerte» o «fortaleza». Fue también una de las ciudades de la Pentápolis filistea, fue un legendario punto de encuentro en la Vía Maris, la antigua ruta comercial que conectaba Egipto con Mesopotamia.
Egipcios, asirios, persas, griegos, romanos, bizantinos, árabes, otomanos y otros pueblos ya olvidados la gobernaron. Ahora se llama simplemente Gaza, como la llamaron los griegos y allí se libra una guerra. La guerra la trajeron un 7 de octubre unos hombres que se llaman así mismos como Harakat al-Muqawama al-Islamiyya, que traduce Movimiento de resistencia islámica cuyo acrónimo es Hamás, una rama palestina de los Hermanos Musulmanes, organización esta que en su texto fundacional declara que «Alá es nuestro objetivo, el Mensajero es nuestro guía, el Corán es nuestra constitución, la yihad es nuestro camino y la muerte por Alá es nuestra aspiración más elevada».
Estas personas no representan los intereses, ni las aspiraciones del pueblo palestino que es socialista y laico. Su guerra es racial y religiosa, es contra los judíos, no contra Israel y el día 8 de octubre ya la habían perdido.
Israel interpretó correctamente la realidad del campo de batalla de Gaza como el centro nuclear de una guerra en la cual el estado judío era una fortaleza asediada y por lo tanto el objetivo estratégico era romper el asedio y lo hizo. Israel transformó por completo el balance de fuerzas de la región. En el Líbano Hezbolá fue expulsado del control político y su fuerza miliciana destruida con un simple mensaje de texto. En Siria, la dictadura de Al Assad fue derrocada y las FDI están creando una zona de seguridad fronteriza con sus aliados drusos y Hamás a dejado de existir militarmente.
Este escenario permitió que las fuerzas israelíes llevaran adelante las operaciones para degradar el programa nuclear Iraní y finalmente conformara un bloque de países árabes enfocados es aislar el régimen de los ayatolas. Estos eventos eran impensables hace dos años. Estos son los resultados geopolíticos de una guerra real en cual una acción terrorista particularmente brutal, produjo la derrota de las fuerzas asociadas a Hamás y la caída de sus socios políticos. Israel ha logrado, hasta ahora, todos sus objetivos estratégicos, sin embargo la victoria aún está lejos.
Pero también se está librando una guerra irreal en una Gaza-Narnia donde Hamás no existe y se dice que una fuerza invasora brutal está llevando a cabo un genocidio. Allí no hay combates, sino masacres y los eventos del 7 de octubre de 2023 fueron apenas un acto de vandalismo infantil que se falsificó para justificar el exterminio de la gente de Gaza. Es un territorio imaginario de opresión y muerte al que solo es posible acceder en flotillas salvadoras de elfos rojos, o mediate imágenes mágicas de dolor y opresión que eventualmente llegan desde allí.
Esta tierra fantástica se ha convertido en una señal para pertenecer a la tribu superior de los justos, si no estás en esta tribu eres cómplice de genocidio. La fuerza de este mito tiene su origen en la necesidad fanática de restablecer la figura de victima y mártir que los palestinos destruyeron el 7 de octubre cuando se convirtieron en cómplices de Hamás para perpetrar la masacre de civiles más atroz de nuestro tiempo y dejaron a los creyentes sin sus santos. Ahora mediante el tropo de genocidio han restablecido el símbolo del oprimido bondadoso y recuperado a la ruta al paraíso que verán solo quienes estén en la tribu de los justos.
Esta Narnia trágica persistirá necesariamente y tendrá un costo para la libertad como todos los mitos de reivindicación y no importa cuánto se argumente o se muestren datos. Dato no mata relato y este relato es demasiado importante para la cultura mágica contra la ilustración y el antisemitismo, no hay que dejarse arrastrar a esa narrativa, lo importante es la realidad de la guerra, lo hechos del campo de batalla que las personas que deben vivir en realidad del poder han recogido en el plan de paz para Gaza que no es otra cosa que el reconocimiento de que la paz viene de la victoria y la victoria es de Israel.
Jaime Arango
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