Me dejó bastante sorprendida la propuesta de la senadora Paloma Valencia de que el Gobierno facilite bonos estudiantiles a niños y jóvenes para que terminen sus clases escolares en colegios privados, ante la negativa del sindicato de maestros (FECODE) para reiniciar las clases de manera presencial.
Lo primero que tengo decir ante esta idea, es que lo más sorprendente es que provenga de una persona que ha defendido el trabajo virtual que ha venido desarrollando el Senado de la República, para de esta manera evitar que los integrantes de esta corporación, entre ellos la misma senadora Paloma Valencia, terminen contagiados por el Covid19.
Aquí se podría aplicar el viejo refrán que dice “lo ancho pa´ mí y lo angosto pa´ los demás”, es decir, mientras la senadora Paloma Valencia hace todo lo posible por cuidarse y que el Estado la cuide, lanza ideas que podrían dar al traste con la salud, no solo de estudiantes, sino además de profesores, cuerpo administrativo en los colegios, personal de cafetería y de aseo, lo mismo que de vigilancia.
Las actividades de un colegio, no solo involucran a la planta de profesores y a los estudiantes, con esto se desprende toda una cadena económica en la que participan personas de diferentes edades, que podrían correr riesgo de contagio si se les obliga a interactuar de manera permanente.
Ahora, supongo que si la senadora Paloma se atreve a lanzar esa idea, es porque tiene claro el censo de estudiantes que se necesita trasladar de los colegios públicos a los colegios privados y además, ya sabe de dónde saldrían los recursos para cubrir esos bonos.
Pero junto a eso también vale la pena preguntarse si están los colegios privados para recibir masivamente a quienes se trasladaría de un sistema a otro, es decir, si cuenta con el suficiente número de profesores para atender a estos alumnos y si en Colombia existe el necesario número de estos centros de estudio para matricular a tanto niño y joven que recibe clases en la modalidad pública.
Es necesario que el país entienda que si FECODE se resiste a la posibilidad de retomar las actividades presenciales en los colegios, no es porque estén siguiendo el ejemplo de más de un congresista que prefiere la comodidad de su mansión o de su hacienda en algún lugar del país, para fingir que trabaja desde la pantalla de un computador, sino, porque se debe garantizar la salud de los profesores, muchos de estos con edad que superan los 50 años y que el Estado requiere cuidar, de la misma manera como lo hace con el expresidente Álvaro Uribe.
Este tipo de ideas, que no son malas del todo, deben pensarse, estudiarse y analizarse, antes de ser presentadas al país, porque lanzadas al aire en medio de la pasión del momento, suenan como salidas de la mente de alguien que habla para luego pensar en lo que dijo.
Yamile Vanegas
Directora
Fundación Acuerdos por la Paz